La conversión de la
Hermandad de la Hiniesta en cofradía de penitencia
La Hermandad de la
Hiniesta, fundada a comienzos del siglo XV, se convirtió en cofradía de Semana
Santa en la segunda mitad del siglo XVI como consecuencia de la reactivación de
las prácticas penitenciales impulsadas por el Concilio de Trento. Las reglas aprobadas
por la autoridad eclesiástica el 3 de abril de 1565 fijaban la realización de
la estación de penitencia en la noche del Jueves Santo con una imagen de Cristo
crucificado, sin título específico –la advocación de la Buena Muerte no va a
llegar hasta finales del siglo XIX–, y otra de Nuestra Señora de la Soledad
–entiéndase una Dolorosa– con la advocación de la Hiniesta. Los nazarenos
vestirían una túnica de anjeo o de presilla –es decir, túnicas confeccionadas
con lienzo basto–, con un capirote redondo y un escapulario negro con el
escudo, e irían descalzos, a excepción de aquellos que estuvieran enfermos, que
podrían calzar alpargatas.
En estas reglas no se
precisa el lugar desde el cual saldría la cofradía, simplemente se habla de “el
monasterio o la iglesia donde fuéremos ayuntados o estuviere e saliese el
Jueves Santo en la noche”. Las dimensiones del hospital donde residía la
hermandad, en la esquina de las actuales calles Vergara e Hiniesta, impedirían
la organización y la salida de la cofradía y, por tanto, la estación de
penitencia se haría desde una iglesia o convento cercano.
El 2 de junio de 1586, el
provisor del arzobispado aprobó un nuevo capítulo de las reglas que afectaba a
la estación de penitencia. Este capítulo indicaba que los hermanos debían
reunirse en la “iglesia de Nuestra Señora de la Hiniesta” –debemos interpretar
que es la capilla que la hermandad ya poseía en la parroquia de San Julián– a
partir del mediodía del Miércoles Santo para salir lo más temprano que fuera
posible en procesión de disciplina llevando el estandarte presado. Los hermanos
de luz –es decir, los que portaban un cirio– vestirían túnicas negras y
capirotes altos, y los hermanos de sangre –los que se iban flagelando la
espalda–, túnicas blancas, capirotes bajos y escapularios presados. Presado significa
“de color verde claro”, y es el primer color corporativo conocido de la hermandad.
El azul que hoy la identifica no se impuso hasta la reorganización de 1906.
Otro dato curioso que aparece en esta reforma de
reglas de 1586 son los capirotes altos que portaban los hermanos de luz. Es la
mención más antigua que se conoce de la existencia de este tipo de capirotes en
la Semana Santa de Sevilla, por lo que se suele decir que fue la Hermandad de la Hiniesta la que
inventó los capirotes tal y como hoy los conocemos. Posiblemente no fuera la
Hiniesta quien los inventara, pero sí fue la primera que los mencionó en sus
estatutos.
Francisco
S. Ros González
Teniente
Hermano Mayor
Profesor
Departamento Historia del Arte
Universidad
de Sevilla
Pie de
foto: Recreación de las túnicas históricas de la Hermandad de la Hiniesta en la
exposición “La Estrella Sublime: 450 años de la Cofradía de la Hiniesta”
(2015).
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