viernes, 31 de diciembre de 2010

Estampas navideñas


Es la tercera Navidad que cerramos nuestro boletín digital "Azul y plata" con una serie de fotografías de las imágenes religiosas que hay en nuestra parroquia de San Julián. En primer lugar observamos una instantánea de la Santísima Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada, presidiendo el altar mayor de San Julián y en primer plano una de las velas que alumbran la mesa de altar, con el crismón, símbolo del monograma de Cristo, adornado con flores de Pascua, tan tradicionales en estas fechas.


A continuación dos fotografías de la Virgen del Rosario de San Julián, dentro del hermoso nacimiento que instalan ante su altar y que se ha convertido en una costumbre de estas fechas en nuestra ciudad. La Santísima Virgen en posición sedente, luce saya y manto de brocados con corpiño de lana de oveja y una mantilla que cubre su cabeza. El Niño en su maternal regazo ríe complaciente ante la presencia de su Madre. Al fondo la Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada. En otra fotografía se observa el conjunto del nacimiento, con todo tipo de detalles florales, vegetales y de objetos y alimentos que le dan un mayor realismo y mejor ambientación.

El Santísimo Cristo de la Buena Muerte en tres hermosas instantáneas desde distintos perfiles luce las potencias de flor de lis, mientras que en el altar mayor la Santísima Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada se adorna con macetas de flor de Pascua. Queremos advertir el detalle que desde los pasados cultos inmaculistas del día 8 de diciembre, la ráfaga de la Santísima Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada, termina en dos pequeños angelitos, que están aprovechados de los basamentos de candelabros centrales del paso procesional de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa.

La Santísima Virgen de la Hiniesta Dolorosa luce en su capilla las tradicionales vestimentas con colores inmaculistas, manto de brocado celeste y saya blanca y porta en su mano rosario de piedras azules.

jueves, 30 de diciembre de 2010

In memoriam

Termina este año 2010, con sus luces y sombras, con sus triunfos y sus fracasos, pero al igual que comenzó en familia también finaliza con este núcleo de verdadera formación cristiana. Son días entrañables, de celebraciones, de encuentros, de disfrute de jóvenes y mayores, de ilusión y de esperanza. Pero precisamente en estos días también echamos en falta a ese ser querido que se nos fue, que vivía con la misma ilusión que nosotros estas fiestas y en nuestra Hermandad, este año 2010 se nos han marchado algunos hermanos y benefactores y devotos que es justo recordar, precisamente en estos momentos donde las alegrías, las luces y el ambiente navideño nos envuelve. La Navidad es un tiempo de alegría y de recuerdo y por eso en estas líneas queremos que no caigan en el olvido nuestros hermanos Francisco Manuel Fraile Estival, Francisco Hevia Gutiérrez, José María Domínguez Aguirrezabal, Manuel Villegas Quiñones, Alfonso Casellas Carrasquilla, Rafael Ariza Sánchez y Rafael Carbonell Naranjo. Todos ellos gozan ya de la presencia divina de nuestra Madre de la Hiniesta, todos ya están con el Mesías, el Señor, nuestro Cristo de la Buena Muerte.

La Hermandad ha querido felicitar por carta a las familias de estos hermanos para apoyarles y estar más cerca de ellos en estos días tan especiales y que por vez primera, no vivirán con sus seres más queridos. Es una felicitación agridulce pero en la que hemos querido darles un mensaje de cercanía y de esperanza.

Comenzando el año nos dejaba Paco Fraile, hermano que supo ganarse un hueco en el corazón de todos nosotros por su dedicación, por su trabajo y esfuerzo para que la formación cultural y religiosa fuese un pilar de la Hermandad. Es recordada su etapa en la Junta de Gobierno desde 2002 a 2008 desempeñando el cargo de Diputado de Formación y Relaciones Institucionales y actualmente formaba parte de la Junta Consultiva. Su familia está muy vinculada a la Hermandad y participa activamente en todos sus actos. En los cultos a su Cristo de la Buena Muerte, el mismo que lo abraza en estos momentos, se le dedicó una eucaristía en su honor y para pedir por su alma. En el mes de febrero nos dejaba otro hermano muy querido, Paco Hevia, que desde tierras americanas proclamaba su devoción a la Virgen de la Hiniesta, a la que acompañó hasta muy avanzada edad, siendo un ejemplo de fidelidad a la devoción que le profesó desde niño. Pertenecía a una familia donde la Hermandad es el centro de su vida. Su hermano fue Hermano Mayor, el recordado José Manuel Hevia. Durante los cultos en honor a la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, su familia asistió a la eucaristía dedicada por su eterno descanso. En el mes de junio nos dejaba nuestro hermano José María Domínguez, otro ejemplo de fidelidad en la estación de penitencia acompañando a la Virgen de la Hiniesta, casi cuarenta años sin faltar uno solo y arrastrando en torno a él a sus hijas y sobrinos, saliendo todos en el cortejo de nazarenos con una ilusión compartida por toda la familia. Fue un nazareno que portó cruz de penitente, farol, y su cirio, su insignia más valorada y la que le hacía sentirse más orgulloso, no obstante salía hasta este año 2010 con su cirio azul muy cerca de su Madre Hiniesta. En los cultos de septiembre en honor a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, una emocionada viuda, hijas y sobrinos nos daban buena cuenta del amor que profesaba su padre hacia nuestros sagrados titulares. En septiembre cuando estábamos realizando los cultos a la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, nos llegó la triste noticia del fallecimiento de nuestro hermano Manolo Villegas, todo un ejemplo de cariño y trabajo para la Hermandad. Era conocido por sus tareas de diputado de tramo durante muchos años y en los que también participaban sus hijos. Desde joven tuvo que marcharse de Sevilla por motivos laborales pero a su regreso retoma el contacto con la Hermandad y en a principios de los ochenta del siglo pasado se integra notablemente con colaboraciones con Priostía y sobre todo con la Diputación Mayor de Gobierno. Por su profesión proporcionaba para nuestros cultos numerosos enseres que se utilizaron para decorar y solemnizar aún más los altares de cultos a nuestros titulares. Al poco tiempo de conocer esta noticia nos llegaba otra igualmente triste como era la del fallecimiento de Alfonso Casellas, otro hermano muy recordado por su vinculación y la de toda su familia en la Hermandad. Desde joven participando con la juventud Hiniesta, de la que fue un precursor junto a su hermano, y poco a poco integrándose en la cuadrilla de hermanos costaleros, teniendo el alto honor de haber participado de la cuadrilla del Cristo de la Buena Muerte y de la Virgen de la Hiniesta. Era habitual verlo en todos los actos y cultos de la Hermandad y desde su condición de cofrade siempre defendió los intereses de la Hermandad de la Hiniesta, a la que sentía con todo orgullo, orgullo que ha sabido inculcar a sus hijos. Otro hermano al que echaremos en falta a partir de ahora es nuestro querido capataz, maestro del martillo Rafael Ariza, todo un señor, todo un caballero y un ejemplo de buena persona y buen hermano. En su segunda etapa como capataz de la Hiniesta, puesto que ya en los años sesenta y setenta desempeñó estas funciones, nos ha regalado todo su buen hacer mandando nuestros pasos procesionales. Pese a su avanzada edad y su delicada salud permaneció fiel a su cita los Domingos de Ramos y en el traslado de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa. Finalmente cuando cerrábamos el año un hermano nos comunicaba el fallecimiento de su padre Rafael Carbonell, que tenía un bajísimo número en la nómina de hermanos, por debajo del número 80.

Todos están ya bajo el manto azul y plata de la Virgen de la Hiniesta. Es la mejor protección que puedan tener, el calor y la misericordia de nuestra Madre y después de presentarse ante Dios han podido disfrutar de los beneficios de la vida eterna.

Pero además de estos hermanos no podemos dejar de hablar de otras personas muy vinculadas con la Hermandad como fueron Antonio Martín, artista de la talla de nuestro paso de Cristo, que puso todo su conocimiento en realizar una auténtica obra de arte para que sirviera de altar efímero a nuestro Cristo de la Buena Muerte. También un recuerdo para Carmela Navarro, esposa que fuera de nuestro querido José Guillermo Carrasquilla, Hermano Mayor durante la década de los ochenta en dos mandatos y finalmente José Pérez Delgado, el querido Pepito o Pepe “el gubia”, sucesor del maestro Castillo Lastrucci, que tuvo el alto honor de estar muy cerca del Cristo de la Buena Muerte, al realizarle nueva cruz y restaurarle alguna espina, de la Santísima Virgen de la Hiniesta Dolorosa y Gloriosa Coronada, ambas restauradas por él y Santa María Magdalena, a la que también restauró y limpió en muchas ocasiones. La última intervención que hizo para la Hermandad tuvo lugar con la restauración y limpieza del juego de angelitos y cartelas del paso de Cristo y tuvimos la ocasión de conocer su calidad humana y como profesional. Descansen todos en paz.

Rogamos a todos los hermanos que tengan un momento de recuerdo para todos ellos y que pidan por el eterno descanso de sus almas, en la esperanza de que gozan de la presencia divina del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de Santa María de la Hiniesta, Madre de Dios y Madre nuestra.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Acuerdos del cabildo de oficiales

En cumplimiento de la Regla 89.2.e doy una relación sucinta de los acuerdos adoptados en el cabildo de oficiales, celebrado el pasado 25 de noviembre de 2010:

1) Se aprueba remitir a la Delegación de Asuntos Jurídicos del Arzobispado de Sevilla un informe para informar sobre las últimas bajas en la Junta de Gobierno.

2) Se proponen a nuestros hermanos D. Rafael Perea Lérida, D. Sebastián Cerrillo Ariza, D. Antonio Lombas Rico y D. Álvaro Fernández Ramos, como los que cubrirán las vacantes de los cargos de Consiliario, Prioste primero, Prioste segundo y Prioste tercero, respectivamente.

3) Se aprueban los nombramientos de nuestros hermanos D. Nicolás de Alba Castaño, D. Emilio José Balbuena Arriola y D. Pedro Antonio García Ciudad como las personas encargadas de encarnar a los Reyes Magos en nuestra Hermandad, así como a nuestra hermana Dª. Julia Orozco Cruz, como Estrella de la Ilusión.


sábado, 25 de diciembre de 2010

Mensaje de Navidad del Papa Benedicto XVI


«Verbum caro factum est» - «El Verbo se hizo carne» (Jn 1,14).

Queridos hermanos y hermanas que me escucháis en Roma y en el mundo entero, os anuncio con gozo el mensaje de la Navidad: Dios se ha hecho hombre, ha venido a habitar entre nosotros. Dios no está lejano: está cerca, más aún, es el «Emmanuel», el Dios-con-nosotros. No es un desconocido: tiene un rostro, el de Jesús.

Es un mensaje siempre nuevo, siempre sorprendente, porque supera nuestras más audaces esperanzas. Especialmente porque no es sólo un anuncio: es un acontecimiento, un suceso, que testigos fiables han visto, oído y tocado en la persona de Jesús de Nazaret. Al estar con Él, observando lo que hace y escuchando sus palabras, han reconocido en Jesús al Mesías; y, viéndolo resucitado después de haber sido crucificado, han tenido la certeza de que Él, verdadero hombre, era al mismo tiempo verdadero Dios, el Hijo unigénito venido del Padre, lleno de gracia y de verdad (cf. Jn 1,14).

«El Verbo se hizo carne». Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; ¿cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor. El que ama quiere compartir con el amado, quiere estar unido a él, y la Sagrada Escritura nos presenta precisamente la gran historia del amor de Dios por su pueblo, que culmina en Jesucristo.

En realidad, Dios no cambia: es fiel a sí mismo. El que ha creado el mundo es el mismo que ha llamado a Abraham y que ha revelado el propio Nombre a Moisés: Yo soy el que soy… el Dios de Abraham, Isaac y Jacob… Dios misericordioso y piadoso, rico en amor y fidelidad (cf. Ex 3,14-15; 34,6). Dios no cambia, desde siempre y por siempre es Amor. Es en sí mismo comunión, unidad en la Trinidad, y cada una de sus obras y palabras tienden a la comunión. La encarnación es la cumbre de la creación. Cuando, por la voluntad del Padre y la acción del Espíritu Santo, se formó en el regazo de María Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, la creación alcanzó su cima. El principio ordenador del universo, el Logos, comenzó a existir en el mundo, en un tiempo y en un lugar.

«El Verbo se hizo carne». La luz de esta verdad se manifiesta a quien la acoge con fe, porque es un misterio de amor. Sólo los que se abren al amor son cubiertos por la luz de la Navidad. Así fue en la noche de Belén, y así también es hoy. La encarnación del Hijo de Dios es un acontecimiento que ha ocurrido en la historia, pero que al mismo tiempo la supera. En la noche del mundo se enciende una nueva luz, que se deja ver por los ojos sencillos de la fe, del corazón manso y humilde de quien espera al Salvador. Si la verdad fuera sólo una fórmula matemática, en cierto sentido se impondría por sí misma. Pero si la Verdad es Amor, pide la fe, el «sí» de nuestro corazón.

Y, en efecto, ¿qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor? La busca el niño, con sus preguntas tan desarmantes y estimulantes; la busca el joven, necesitado de encontrar el sentido profundo de la propia vida; la busca el hombre y la mujer en su madurez, para orientar y apoyar el compromiso en la familia y en el trabajo; la busca la persona anciana, para dar cumplimiento a la existencia terrenal.

«El Verbo se hizo carne». El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad. El «Emmanuel», el Dios-con-nosotros, ha venido como Rey de justicia y de paz. Su Reino —lo sabemos— no es de este mundo, sin embargo, es más importante que todos los reinos de este mundo. Es como la levadura de la humanidad: si faltara, desaparecería la fuerza que lleva adelante el verdadero desarrollo, el impulso a colaborar por el bien común, al servicio desinteresado del prójimo, a la lucha pacífica por la justicia. Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud.

Que la luz de la Navidad resplandezca de nuevo en aquella Tierra donde Jesús ha nacido e inspire a israelitas y palestinos a buscar una convivencia justa y pacífica. Que el anuncio consolador de la llegada del Emmanuel alivie el dolor y conforte en las pruebas a las queridas comunidades cristianas en Irak y en todo el Medio Oriente, dándoles aliento y esperanza para el futuro, y animando a los responsables de las Naciones a una solidaridad efectiva para con ellas. Que se haga esto también en favor de los que todavía sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera en Haití. Y que tampoco se olvide a los que en Colombia y en Venezuela, como también en Guatemala y Costa Rica, han sido afectados por recientes calamidades naturales.

Que el nacimiento del Salvador abra perspectivas de paz duradera y de auténtico progreso a las poblaciones de Somalia, de Darfur y Costa de Marfil; que promueva la estabilidad política y social en Madagascar; que lleve seguridad y respeto de los derechos humanos en Afganistán y Pakistán; que impulse el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica; que favorezca la reconciliación en la Península coreana.

Que la celebración del nacimiento del Redentor refuerce el espíritu de fe, paciencia y fortaleza en los fieles de la Iglesia en la China continental, para que no se desanimen por las limitaciones a su libertad de religión y conciencia y, perseverando en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, mantengan viva la llama de la esperanza. Que el amor del «Dios con nosotros» otorgue perseverancia a todas las comunidades cristianas que sufren discriminación y persecución, e inspire a los líderes políticos y religiosos a comprometerse por el pleno respeto de la libertad religiosa de todos.

Queridos hermanos y hermanas, «el Verbo se hizo carne», ha venido a habitar entre nosotros, es el Emmanuel, el Dios que se nos ha hecho cercano. Contemplemos juntos este gran misterio de amor, dejémonos iluminar el corazón por la luz que brilla en la gruta de Belén. ¡Feliz Navidad a todos!

viernes, 24 de diciembre de 2010

Felicitación Arzobispo de Sevilla


Entre las múltiples felicitaciones que hemos recogido estos días en la Secretaría de la Hermandad, de Hermandades, Ayuntamiento, Bandas de Música, proveedores, particulares, parroquias, etc, hay una muy especial de nuestro Pastor Diocesano, el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla, que nos desea paz, alegría y esperanza en este día de Navidad y para el año 2011. También hemos recibido la felicitación del Vicario general de la diócesis Ilmo. Sr. D. Teodoro León Muñoz.