Ante el dosel de cultos de
nuestra hermandad y en al altar mayor de nuestra parroquia de S. Julián, se
ubica la imagen del Stmo. Cristo de la
Buena Muerte para la celebración de su anual Quinario, luciendo las potencias
de salida. A sus plantas una estructura de cuatro alturas en caoba acoge una
alta cascada de cirios en color tiniebla, de manera piramidal y simétrica, que
se sitúa a ambos lados de la imagen hasta un número de 102 cirios para
iluminar al crucificado.
En el plan de altar y flanqueando
el sagrario dorado del altar mayor de nuestra parroquia, cierran la composición
seis jarras de flores en tonos morados compuestas por las variedades Astromelia, Estatis, Margarita, Iris y Flor de Seda, intercaladas con los guardabrisas
de nuestro paso de cristo. En la parte superior y a los pies de nuestra sagrada
imagen, sobre una ensaladera de orfebrería aparece un centro del mismo tipo de
flores.
Las repisas del altar mayor,
ubicadas sobre las puertas de la sacristía y de los cálices, se muestran
exornadas con las pechinas realizadas para esta ubicación y sobre ellas jarras
de flores de las mismas especies anteriormente citadas, ofrecidas por unas
pareja de ángeles de nuestro paso de cristo.
En los balcones de rejas del
prebistério, engalanados con las balconeras realizadas en el curso anterior por
el grupo de costura de las damas del ropero, se exponen en sendos
manifestadores -sobre unas peanas
antiguas propiedad de nuestra hermandad, que se han tapizado de nuevo para
estos cultos-, dos parejas de ángeles también de nuestro paso, unos
ofreciéndonos un cáliz, y otros un copón, en clara alusión a Cristo en el Sacramento de la Eucaristía y al carácter Sacramental de nuestra hermandad.
Aparecen también en los balcones las cuatro antiguas marías de tres luces cada
una, portando cera tiniebla y las antiguas jarritas pequeñas de nuestro palio
con pequeños ramilletes de flores, hasta un número de ocho jarras.
Se reviste el altar de consagrar
de nuestra parroquia con un paño de terciopelo y damasco, con galones y flecos
dorados, realizado este año por el taller de costura de las damas del ropero y
en el centro del frontal del paño figura un escudo de nuestra hermandad,
realizado en bordados de aplicación y regalado por su autor, nuestro hermano
José Ávila Caro.
Ante el prebisterio bajo, se
sitúan dos grupos de blandones dorados, y ante ellos las consolas doradas de
nuestra parroquia con sendos centros de flores de la mismas especies y color
que los del altar mayor. En total 126 cirios en color tiniebla iluminan a nuestro Cristo en estos días de sus solemnes cultos anuales.