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jueves, 18 de mayo de 2017

El sacramento de la Unción de enfermos en nuestra parroquia

Parroquia de San Julián
Este viernes 19 de mayo, en la misa de 19:00 horas en nuestra parroquia de San Julián celebraremos el sacramento de la Unción de enfermos durante la eucaristía. Este sacramento es denominado de curación según el catecismo de la Iglesia católica y según las recomendaciones del tiempo pascual se encarece que se lleve la comunión a los enfermos.

Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. "¡Sanad a los enfermos!" (Mt 10,8). La Iglesia ha recibido esta tarea del Señor e intenta realizarla tanto mediante los cuidados que proporciona a los enfermos, como por la oración de intercesión con la que los acompaña. Cree en la presencia vivificante de Cristo, médico de las almas y de los cuerpos. Esta presencia actúa particularmente a través de los sacramentos, y de manera especial por la Eucaristía, pan que da la vida eterna (cf Jn 6,54.58) y cuya conexión con la salud corporal insinúa san Pablo (cf 1 Co 11,30).

La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad, la Unción de los enfermos: “Esta unción santa de los enfermos fue instituida por Cristo nuestro Señor como un sacramento del Nuevo Testamento, verdadero y propiamente dicho, insinuado por Marcos (cf Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por Santiago, apóstol y hermano del Señor” (Concilio de Trento: DS 1695, cf St 5, 14-15).

La Constitución apostólica Sacram Unctionem Infirmorum del 30 de noviembre de 1972, de conformidad con el Concilio Vaticano II (cf sc 73) estableció que, en adelante, en el rito romano, se observara lo que sigue: El sacramento de la Unción de los enfermos se administra a los gravemente enfermos ungiéndolos en la frente y en las manos con aceite de oliva debidamente bendecido o, según las circunstancias, con otro aceite de plantas, y pronunciando una sola vez estas palabras: Per istam sanctam unctionem et suam piissimam misericordiam adiuvet te Dominus gratia Spiritus Sancti, ut a peccatis liberatum te salvet atque propitius allevet ("Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad").

La Unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria (cf sc 27), que tiene lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía, memorial de la Pascua del Señor.

jueves, 11 de mayo de 2017

Primeras comuniones en nuestra parroquia

Parroquia de San Julián
Este sábado 13 de mayo, memoria libre de la Bienaventurada Virgen María de Fátima, a las 11:00 horas, nuestra parroquia de San Julián celebra eucaristía con primeras comuniones de niños y niñas que reciben el cuerpo y la sangre de Cristo, después de haber sido convenientemente formados por la catequesis propia de este sacramento.

La primera comunión se celebra en una misa solemne, que se diferencia de una misa común en que ésta estará dedicada especial y exclusivamente para el niño que recibirá a Jesucristo por primera vez. La comunión es el momento culminante de la ceremonia, en el que por fin el niño recibirá a Jesucristo bajo las especies de pan y vino. El sacerdote se acerca al niño y pronuncia las palabras “El Cuerpo y la Sangre de Cristo” a lo que el niño responde “Amén”, demostrando su fe en el sacramento y recibe en su lengua la hostia consagrada mojada en el vino. En ese momento además de recibir a Jesús, el niño se une con alegría y amor a toda la Iglesia, a todos los cristianos, recibiendo el alimento que le dará la vida eterna. 

Después de la comunión se guarda el silencio sagrado, en el cual el niño entra en una conversación íntima con Jesucristo, agradeciéndole todo lo que ha recibido: la vida, la fe, su familia, el precioso don de la Eucaristía; pidiéndole perdón por todas las ocasiones en que no se comportó como digno hijo de Dios y cayó en el pecado y pidiéndole las gracias necesarias para ser mejor cristiano cada día. Esta oración siempre debe terminar con un propósito concreto de mejora de vida.