Las otra versión de la
leyenda de la aparición de la Virgen
La Virgen de la Hiniesta es una devoción de origen medieval
vinculada al ciclo de imágenes ocultadas con motivo de la invasión musulmana y
reaparecidas tras la reconquista castellana al que también pertenecen, en el
ámbito sevillano, la Virgen de la Antigua, de la catedral hispalense, y la
Virgen de Guadalupe, del monasterio extremeño.
La fuente documental más antigua que refería el episodio del
descubrimiento de la Virgen por Per de Tous en los montes de Cataluña en 1380
era en un libro que se guardaba en la parroquia de San Julián. Este libro,
desgraciadamente, se perdió. Parece ser que se lo llevó uno de los curas de la
parroquia. De esta manera, las versiones escritas más antiguas de la leyenda
son del siglo XVI, unos dos siglos después de los acontecimientos.
La leyenda protagonizada por Per de Tous es la que se ha venido
repitiendo y propagando hasta nuestros días. Pero existe otro versión que
recogió Gonzalo Argote de Molina en uno de sus escritos.
Argote de Molina nació en Sevilla, en el lugar hoy ocupado por el
Corral del Conde en la calle Santiago, a finales de 1551 o comienzos de 1552 y
murió en 1596 en Las Palmas de Gran Canaria, donde está enterrado en la iglesia
del Sagrario. Desde muy joven sirvió a la corona de España como militar,
participando en importantes acciones bélicas como la conquista del Peñón de la
Gomera o en la lucha contra los turcos en las galeras de la Liga Santa bajo el
mando de don Juan de Austria. Sin embargo, a Argote de Molina se le recuerda
por su condición de humanista, historiador y literato. En su casa de la calle
Francos –por eso se le dedicó la vía cercana popularmente conocida como Cuesta
del Bacalao–, reunió una importante colección de obras de arte y antigüedades y
una riquísima biblioteca. Tal fama tuvo este auténtico museo que el rey Felipe
II lo visitó durante su estancia en Sevilla en 1570. Entre sus obras históricas,
destacan el “Aparato para la historia de Sevilla” (1572) y la “Nobleza de
Andalucía” (1588).
El escrito en el que Argote de Molina recogió otra versión de la
leyenda de la aparición de la Virgen de la Hiniesta se ha perdido, pero conocemos
la información gracias al analista del siglo XVII Diego Ortiz de Zúñiga, que
pudo consultarlo. Según este otro relato, la Virgen fue encontrada en una zona
costera de Cataluña, entre retamas de hiniesta, por un hombre de la mar que la
llevó a la iglesia de San Julián de Sevilla, donde la puso en el altar de San
Sebastián. Un caballero de la familia Tous –¿Per de Tous?– la quiso para la
capilla que tenía en aquel templo, pero trasladada la imagen, volvió
milagrosamente al altar de San Sebastián, donde había sido colocada en primera
instancia. Informados el arzobispo, el deán y el cabildo catedralicio, se
organizaron solemnes fiesta y procesión para colocarla en la capilla de la
cabecera de la nave del evangelio –donde hoy se encuentra la Virgen del
Rosario–, “comenzando luego a obrar muchas maravillas”.
Francisco
S. Ros González
Teniente
Hermano Mayor
Profesor
Departamento Historia del Arte
Universidad
de Sevilla
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