ANTE LA NUEVA SITUACIÓN DE CRISIS
En los últimos días a través de los medios de comunicación y
redes sociales, los hermanos tenemos conocimiento de las diversas acciones que
la Hiniesta está llevando a cabo con motivo de la situación de alerta sanitaria
en la que nos encontramos, con consecuencias graves en la situación social y
económica de muchas familias. Agradecemos a todos estos medios su interés por
difundir el trabajo que realiza nuestra Diputación de Obras Asistenciales,
poniendo en valor la importancia del “proyecto Caridad Madre Hiniesta” que en la
actualidad se ha convertido en una prioridad para la Junta de Gobierno.
Al hilo de estas palabras queremos compartir una reflexión
sobre cómo en nuestro ámbito cristiano y cofrade se debe de gestionar una
acción social para cumplir con el estimable propósito de dar una respuesta
eficaz a las diferentes situaciones de necesidad que van a surgir a partir de
ahora.
En primer lugar nos tenemos que plantear que estamos en los
inicios de una situación de dificultades económicas para muchas familias, que
no sabemos cuánto tiempo va a tardar la recuperación y por tanto tenemos que trabajar
pensando en el largo plazo.
Partimos de un objetivo prioritario básico la asistencia personal, tenemos otro
objetivo final la promoción social de
los afectados, y entre ambos un objetivo común en todo el proceso, la justicia social como criterio de
nuestro espíritu de servicio y acción solidaria.
Por tanto tenemos que asumir una acción a largo plazo que no
puede limitarse a acciones esporádicas, aisladas y circunstanciales sino que
necesita una labor vigorosa potenciando los proyectos ya existentes, creando
nuevas líneas de acción y siempre buscando la implicación de las personas. Debemos
aprovechar todas las posibilidades a nuestro alcance para convertir nuestra
providencial “piedad popular” en un instrumento poderoso que sirva de auténtico
testimonio del amor de Dios a los hombres.
En la actualidad todas las hermandades tienen consolidada la
acción social como elemento propio de su vida de hermandad, ahora nos toca dar
un nuevo paso adelante considerando que en los próximos meses vamos a ver un
incremento sustancial de los índices de pobreza y un empeoramiento de las
condiciones de vida. Para hacer frente a estas situaciones no sólo debemos consolidar
la labor actual, tenemos que afrontar a un reto, atender con garantías las
nuevas necesidades.
En la firme determinación de bien común debemos identificar situaciones
de riesgo y exclusión novedosas, planificar las acciones necesarias para
abordarlas y coordinar la actividad. Es la hora de la solidaridad como apoyo
incondicional a situaciones comprometidas y difíciles, pero también de la caridad como virtud suprema que
manifiesta y a la vez consolida, la fe a través de nuestro testimonio.
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