martes, 28 de abril de 2020

Formación en acción social

ANTE LA NUEVA SITUACIÓN DE CRISIS

En los últimos días a través de los medios de comunicación y redes sociales, los hermanos tenemos conocimiento de las diversas acciones que la Hiniesta está llevando a cabo con motivo de la situación de alerta sanitaria en la que nos encontramos, con consecuencias graves en la situación social y económica de muchas familias. Agradecemos a todos estos medios su interés por difundir el trabajo que realiza nuestra Diputación de Obras Asistenciales, poniendo en valor la importancia del “proyecto Caridad Madre Hiniesta” que en la actualidad se ha convertido en una prioridad para la Junta de Gobierno.
Al hilo de estas palabras queremos compartir una reflexión sobre cómo en nuestro ámbito cristiano y cofrade se debe de gestionar una acción social para cumplir con el estimable propósito de dar una respuesta eficaz a las diferentes situaciones de necesidad que van a surgir a partir de ahora.
En primer lugar nos tenemos que plantear que estamos en los inicios de una situación de dificultades económicas para muchas familias, que no sabemos cuánto tiempo va a tardar la recuperación y por tanto tenemos que trabajar pensando en el largo plazo.




Partimos de un objetivo prioritario básico la asistencia personal, tenemos otro objetivo final la promoción social de los afectados, y entre ambos un objetivo común en todo el proceso, la justicia social como criterio de nuestro espíritu de servicio y acción solidaria.
Por tanto tenemos que asumir una acción a largo plazo que no puede limitarse a acciones esporádicas, aisladas y circunstanciales sino que necesita una labor vigorosa potenciando los proyectos ya existentes, creando nuevas líneas de acción y siempre buscando la implicación de las personas. Debemos aprovechar todas las posibilidades a nuestro alcance para convertir nuestra providencial “piedad popular” en un instrumento poderoso que sirva de auténtico testimonio del amor de Dios a los hombres.
En la actualidad todas las hermandades tienen consolidada la acción social como elemento propio de su vida de hermandad, ahora nos toca dar un nuevo paso adelante considerando que en los próximos meses vamos a ver un incremento sustancial de los índices de pobreza y un empeoramiento de las condiciones de vida. Para hacer frente a estas situaciones no sólo debemos consolidar la labor actual, tenemos que afrontar a un reto, atender con garantías las nuevas necesidades.
En la firme determinación de bien común debemos identificar situaciones de riesgo y exclusión novedosas, planificar las acciones necesarias para abordarlas y coordinar la actividad. Es la hora de la solidaridad como apoyo incondicional a situaciones comprometidas y difíciles, pero también de la caridad como virtud suprema que manifiesta y a la vez consolida, la fe a través de nuestro testimonio.

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