Por el Magisterio de la Santa Madre Iglesia sabemos que la
Eucaristía no termina en la celebración litúrgica; una vez consagrados el Pan y
el Vino, permanecen como Sacramento de la PRESENCIA REAL Y VIVA DEL SEÑOR en
medio de su pueblo, constituyendo el Culto a este Misterio un verdadero
encuentro por el que nos abrimos a la experiencia de Dios, al gozo y la alegría
de la fe. La Eucaristía es el mayor acto de culto cristiano. Jesús está en la
Eucaristía cumpliendo su promesa de permanencia eterna entre nosotros. El Culto
al Santísimo Sacramento es el Culto de Latría que debemos a Dios Padre. Siempre
deberemos fomentar el Culto debido a la Real Presencia del Señor. En palabras
de San Juan Pablo II: “la Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del
Culto Eucarístico”. Jesús Eucaristía es el centro del Culto como tal, tanto
interno como externo.
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