domingo, 25 de marzo de 2012

Ya está la Hiniesta en la calle, ya está...

Ya está la Hiniesta en la calle, ya está. Si hermanos, cuando en el teatro torero de la Maestranza la voz de un baratillero de los de siempre, grita al cielo de Sevilla que en siete días ese cielo se hará cielo para nuestra Madre Hiniesta, anunciando la Semana Mayor, nos está diciendo que ya no hay más espera, no hay más plazos, sólo el del  paso firme de los nazarenos enhiestos de túnica de cola blanca y antifaz azul, la mejor escolta que pudiera tener el Rey de Reyes, ese Cristo de la Buena Muerte que tanto nos impresiona cada Domingo de Ramos con su placidez y aceptación de la muerte como una Buena Muerte.









Ya está la Hiniesta en la calle, ya está. Ya la ojiva de San Julián susurra al capataz cada movimiento del palio para que no roce un varal, ya está la Hiniesta en la calle, ¡si hermano, ya está! Un año más el milagro de esa salida vuelve a encandilar al pueblo de Sevilla, a todo San Julián. Un año más la Hermandad se hace Cofradía para enseñar a los fieles, devotos, curiosos, ..., que en San Julián nace la Semana Santa, la Semana Santa más especial, la de Sánchez del Arco, Montoto, Peyré, De la Rosa, Romero Murube, la de los sevillanos que con lealtad tenían esa ojiva, la ojiva de San Julián como pórtico sagrado de los siete días más mágicos en nuestra ciudad, esos que de Domingo a Domingo nos muestran la verdad de un Dios que se hizo hombre para estar entre nosotros y para redimirnos de todo mal.









Ya está la Hiniesta en la calle, ya está. Esa ojiva no es una ojiva más, es la puerta del cielo para los hermanos de San Julián, es el mismo cielo que bajara a la tierra para que los hermanos de la Hiniesta puedan disfrutar de ese trocito que por palio tiene nuestra Madre Hiniesta. En él está el azul intenso y el brillo de las estrellas en sus bordados de plata, pero entre todas esas estrellas brilla más que ninguna nuestra Estrella Sublime, la Virgen de la Hiniesta, que da consuelo y reconforta a todo el que tiene la suerte de año tras año acompañarla en su discurrir por esas entrañas de la Sevilla más profunda, de ese barrio de San Julián que tan solo se queda, que tanto la añora durante las horas que la Cofradía abandona el viejo arrabal.









Ya está la Hiniesta en la calle, ya está. A poco que cerréis los ojos y apreciéis el olor de la cera quemada, del incienso, del clavel y el azahar y de esos sonidos inconfundibles que vienen desde la campiña sevillana, veréis a nuestro Cristo de la Buena Muerte en todo su esplendor con Santa María Magdalena a los pies que llora por nuestros pecados y pide consuelo y perdón. Los sones de Santa María Magdalena del Arahal esos que jamás nos dejarán acompañan la escena del perdón de los pecados que es nuestro paso de Cristo, todo un ejemplo de penitencia, de redención y de amor.




Ya está la Hiniesta en la calle, ya está. En el interior de la parroquia suena el llamador del paso de Cristo. Todo vuelve a empezar y vivimos el rito una vez más, suena “Hiniesta”, las lágrimas al compás de esa melodía sublime, que el maestro Peralto supo captar en una partitura que no nos deja de emocionar año tras año. El paso se mece poco a poco, nada más y un revuelo de almas encendidas y de antifaces color del cielo, comienzan a preparar el día más hermoso, más soñado, más esperado, el día de la verdad, de la verdad de cada hermano en su soledad. Hermanos no dejéis de soñar con un nuevo Domingo de Ramos “Azul y plata”, ya está la Hiniesta en la calle, ya está…


1 comentario:

Alberto dijo...

Simplemente GRACIAS!!! y a soñar con nuestro Domingo de Ramos.
Un abrazo.