miércoles, 11 de noviembre de 2015

FORMACIÓN COFRADE AÑO DE LA MISERICORDIA



UNO DE DIEZ
 
Camino de Jerusalén Jesús cura a diez leprosos, pero uno solo de ellos vuelve para dar gracias a Dios porque se había curado, uno solo había refrendado su fe en Jesús, en Dios. Cuantas personas oran a Dios solicitando de su Amor de su Bondad y de su Misericordia Divina y, una vez que esta petición le ha sido concedida, no se acuerda de decir "Gracias Señor".
Jesús pasa su largo caminar por esta vida terrenal curando y sanando las almas, San Lucas dice: “El poder del Señor le hacía  obrar curaciones” (Lc, 5.17) y, estos mismos hechos lo reconoce Nicodemo hablando con Jesús. "Nadie puede realizar las señales que Tú realizas si Dios no está con Él" (Jn. 3,2)  Por eso esta persona que está enferma de lepra se presenta ante Jesús, porque ha entendido lo que significa Jesús, más que la Ley y más que la enfermedad, sabe que de la voluntad de Dios depende el propio destino de su vida.



Antes eran los leprosos, hoy somos nosotros quienes necesitamos de esa cura de humildad por nuestra falta de fe, nuestro egoísmo, por nuestra ingratitud, cuantas veces pasan por nuestro lado esos hermanos que necesitan de nuestra ayuda, y que quizás pidan solo una mirada, unas palabras que les dé serenidad, confianza, amor, porque están hundidos y sin fuerzas para levantarse.
Quizás necesitan solo unas palabras que les sirva para reintegrarse a la vida social. Aún con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararnos vencidos y recordar lo que el Señor dijo a San Pablo "Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad" (2 Co, 12,9) porque como enseñaba Santo Tomas de Aquino "No adoramos a Dios con sacrificios y dones exteriores por Él mismo, sino por nosotros y por el prójimo. Él no necesita nuestros sacrificios, pero quiere que se los ofrezcamos por nuestra devoción y para la utilidad del prójimo. Por eso la misericordia, que socorre  los defectos ajenos es el sacrificio que más le agrada, ya que causa más de cerca la utilidad del prójimo".
Así haremos de la Misericordia de Dios la clave del Evangelio y de la vida cristiana.


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