miércoles, 14 de octubre de 2020


 Octubre, mes del Rosario


El pasado siete de octubre la Iglesia celebró el día del Santísimo Rosario, de María Santísima en la citada advocación. Ésta tiene su origen en el Siglo XIII, y como tantas otras, procede de una historia legendaria, que tiene como actor interviniente a Santo Domingo de Guzmán, sacerdote español nacido en Caleruega (provincia de Burgos), fundador de la Orden de Predicadores. Cuentan los cronistas, que este santo fue al sur de Francia para convertir a los cristianos de esa zona, que se habían acogido a una herejía denominada albingense, según la cual Jesús no era Dios, dado que tenía cuerpo y eso lo hacía impuro; y por consiguiente María no era la madre de Dios.

En esa tarea se encontraba, cuando María se le apareció en la capilla del convento de Prouille, con un rosario en la mano; y tras enseñarle a rezarlo, le pidió que propagara esta oración entre los cristianos de todo el mundo. Como premio para él, le prometió ayudarle en la reconversión de los herejes y como premio para quienes la rezaran, les concedería una serie de gracias espirituales. Santo Domingo cumplió y obtuvo la protección y ayuda de la Virgen en su misión.

Desde entonces, hasta hoy, se convirtió en la principal oración mariana, y varios pontífices incentivaron su rezo como muestra vital de la devoción a la Virgen María. Por ello, al Santo Rosario se le han ido concediendo distintas indulgencias a lo largo de la historia de la Iglesia. En ello, destacó sobremanera el Papa León XIII, que escribió nada menos que doce encíclicas. Fue él quien incluyó en las Letanías el título de Regina Sacratissimi Rosarii y quien consagró el mes de octubre como mes del Rosario.

Juan Pablo II también fue un gran devoto de esta oración, publicó una carta apostólica sobre el rosario, en octubre de 2002. Decía que era “una escalera para subir al cielo”, que mediante él “el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor”, y “que nos proporcionaba alas para elevarnos en la vida espiritual”.

El rezo del Santo Rosario ha estado presente en gran parte de las apariciones marianas y de los milagros de la historia de la Iglesia de Cristo… Tanto en Fátima, como en Lourdes, la Virgen Santísima se apareció con un rosario en su mano.

Aprovechemos este mes, pues, para aprender más de esta santa oración, y a rezarla con el corazón abierto, para que Nuestra Madre del cielo nos llene de gracias, y nos haga mejores. Recemos a María, por todos nuestros hermanos que padecen las consecuencias de esta pandemia que nos asola, de cualquier naturaleza. Por el fin de la misma. Por aquellos que se fueron y nos enseñaron su devoción y a amar y confiar en Ella, por todos nuestros hermanos marginados, sin luz, sin fe… para que nos alumbre la oscuridad y sea siempre nuestra esperanza.



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