lunes, 11 de enero de 2016

FORMACIÓN AÑO DE LA MISERICORDIA



CREYENTES

Con estas palabras del Papa Francisco nos unía a todas las personas que creemos en un mismo Dios y, lo hacía con esa palabra tan maravillosa que es tener y dar Amor. Amor para continuar su Obra y para hacer llegar su Palabra por todos los rincones de la Tierra, con la presencia Divina de su Hijo: Jesús.

Así, cuando acabada las Fiestas que conmemoran el Nacimiento en Belén de ese Niño maravilloso, cuando recordamos esas palabras de Mateo (19. 13,15) "Dejad que los niños se acerquen a mí”, y por contra la tristeza de ver quienes se empeñan en destruir la alegría de esos niños disfrutando en su inocencia, al querer ver e imaginar a esos Reyes Magos de Oriente y dispuestos a recibir su premio "su juguete"  ese con el que ha soñado y se ha ilusionado, metiendo en un  mismo mundo de impotencia la inocencia infantil. Era una actuación como la expuesta en los Hechos de los Apóstoles (2,42-47), pues mientras Padres y Abuelos nos dedicamos a explicar el significado de esa aparición de "los Reyes Magos" a contagiarnos de esa alegra infantil, otros se dedican a destruir todo vestigio de nuestras fe cristiana.



Por eso cuando nos acercamos a la vida del Jesús Niño y adolescente, al leer el Evangelio de Lucas, con las palabras  que le transmite la Santísima Virgen María y que nos  muestra ¿cuándo tomó conciencia ese Niño Jesús de quién era realmente? le digo al Señor recordando el Salmo 39; Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad, para dar a conocer a esos niños quién es ese Niño que ellos no se cansan de contemplar en el Belén.

Yo les explico porque se ama tanto a ese Niño, para que poco a poco puedan poner nombre a todo lo bueno y lo bello y lo verdadero que hay en Él, para que puedan seguir viviendo con su ilusión, para que no se enoje y sepa que con su amor no habrá enojo ni temor, para que sepa que cuando vaya siendo mayor, ese Niño del Portal de Belén, le va a guiar, y  como viéndolo de mayor Él será quien le ayude en sus proyectos.

Es hora de ponernos en camino, de no desperdiciar nuestro tiempo, porque somos nosotros quienes hemos de velar para que nuestros niños  se fijen en nuestra vida, en nuestros actos, no solo se trata de explicar como si fuésemos un libro abierto, es que tenemos que serlo, ellos son y serán los continuadores en la vida, quienes un día serán el sostén de nuestras vidas, quienes mantendrán nuestras costumbres, quienes seguirán nuestra vivencias en la Hermandad. A ellos les corresponde esa labor, pero tienen que sentirse seguros. En pocos días pasaremos de ese portal de Belén a explicarles el significado de la Vida de Jesús, de su muerte, de Buena Muerte en la Cruz para salvar a la humanidad y ha de ser nuestra casa ese lugar donde se comience  a proclamar y escuchar  la Palabra de Jesús, es igualmente el momento de vivir nuestra Semana Santa, de seguir esas tradiciones sabiendo el significado de la Muerte y Resurrección de Jesucristo.



Esta es nuestra tarea, pues si Lucas escribió con los ojos bien abiertos a la realidad de su época, nosotros también debemos leer el libro con esos mismos ojos bien abiertos a la realidad de la vida que nos toca vivir, para poder explicarles lo que pasa hoy en nuestro entorno y como valoramos a las personas que testimonian hoy la Palabra de Dios en medio de las dificultades, porque sabemos cuáles son los hechos - la practica- de nuestros apóstoles, varones y  mujeres de hoy,  y que podemos aprender de la marcha de nuestra Iglesia ante los desafíos de la sociedad.

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