miércoles, 5 de septiembre de 2012

DOSSIER INFORMATIVO SOBRE EL ALTAR DE CULTOS DE MARÍA SANTÍSIMA DE LA HINIESTA GLORIOSA, 5-8 DE SEPTIEMBRE DE 2012



1. Justificación
La Hermandad de la Hiniesta celebra en este año 2012 el sexto centenario de su fundación como corporación letífica en torno al culto de la Virgen Gloriosa. Para conmemorar tan señalada efeméride, se ha desarrollado un extenso programa de cultos y actividades desde octubre de 2010 que tuvo su punto culminante el pasado mes de junio con la misa de acción de gracias en la Santa Iglesia Catedral y el reconocimiento de la ciudad de Sevilla a María Santísima de la Hiniesta Gloriosa a las puertas del Ayuntamiento y su posterior besamanos en el Salón del Apeadero.
Como cierre de este aniversario, se ha querido singularizar el culto principal de la Virgen Gloriosa, su triduo y función votiva del 8 de septiembre, con un altar que recupera el risco con la escena de su hallazgo según es narrada por la leyenda tal y como se montó en siglos pasados.

2. La leyenda
El origen de la imagen de la Virgen de la Hiniesta se encuentra, como en tantos otros casos de devociones medievales, inmerso en la leyenda. Cuenta ésta que, un día de finales del siglo XIV, mosén Per de Tous se encontraba cazando en los montes catalanes cuando su azor quedó paralizado ante las retamas en las que se habían refugiado las perdices que perseguía. Extrañado por el comportamiento del animal, se apeó de su caballo, miró dentro del matorral y descubrió una imagen de la Virgen con el Niño en brazos con una inscripción a sus pies que, en la versión latina de Ortiz de Zúñiga, decía: “Sum Hispalis de sacello ad portam quæ ducit ad Corduvam” (“Soy de Sevilla, de una capilla junto a la puerta que encamina a Córdoba”). Del texto se deducía que la imagen era una de aquéllas que en tiempos de la invasión musulmana habían sido escondidas para evitar su profanación y que milagrosamente se había conservado intacta a través de los siglos a pesar de encontrarse a la intemperie.
Per de Tous condujo la imagen a Sevilla y la depositó en la iglesia parroquial de San Julián, por ser el templo en aquel entonces más próximo a la puerta abierta en las murallas de la ciudad que conducía a Córdoba. El hecho de haberse encontrado la imagen de la Virgen oculta en unas retamas o hiniestas motivó que se titulase Santa María de la Hiniesta.

3. El comienzo de la devoción
Aunque no existe documento contemporáneo que lo confirme, la fecha de 1380 es aceptada generalmente como la de la introducción del culto de la Virgen de la Hiniesta en Sevilla. De lo que sí hay constancia es que la Virgen estaba en la capilla de la cabecera de la nave del evangelio de la parroquia de San Julián, al menos, en 1407. Se trataba de una capilla propiedad de Per de Tous en la que éste mandó abrir en el suelo una bóveda para que sirviera como lugar de enterramiento familiar, además de construir un retablo, decorar los muros con yeserías mudéjares, levantar un artesonado de madera de alerce y cerrar el recinto con una reja construida, según la tradición, con los grilletes y cadenas ofrendados en señal de agradecimiento por los cristianos liberados del cautiverio de los moros y que colgaban de las ramas de dos olmos situados en la plaza de San Julián.
A lo largo del siglo XV, la devoción a la Virgen de la Hiniesta y su fama de milagrosa se fueron extendiendo, como delatan la creación de su Hermandad y la fundación de diversas capellanías, dotaciones y memorias para el fomento de su culto.

4. Los cultos de septiembre
 La fiesta de la Virgen de la Hiniesta se celebra el 8 de septiembre, festividad de la Natividad de María, y en ella ha participado el Ayuntamiento, al menos, desde 1610, mucho antes de la instauración en 1649 de la función votiva en acción de gracias por el fin de la epidemia de peste.
Fue a partir del último cuarto del siglo XVI cuando la Virgen de la Hiniesta se convirtió en la abogada a la que el Ayuntamiento recurrió en casos de grave necesidad, llevándola hasta en tres ocasiones a la catedral. La primera vez tuvo lugar en 1580 con motivo de la sequía. La segunda, en 1582, con motivo de la epidemia de peste. Y la tercera, en 1588, confirmando la fama alcanzada en aquellos tiempos por la Virgen de la Hiniesta. Felipe II mandó por real cédula que todas las poblaciones del reino sacasen en procesión la imagen de la Virgen de mayor antigüedad y devoción para suplicar el éxito de la Gran Armada en la invasión de Inglaterra y el Ayuntamiento de Sevilla acordó sacar a la Hiniesta, que fue llevada de nuevo a la catedral.
La protección sobre Sevilla atribuida a la Virgen de la Hiniesta ocasionó el aumento de su Hermandad, en la que ingresaron nobles y ciudadanos ricos, entre ellos numerosos caballeros veinticuatro, que donaron muchas joyas y potenciaron los cultos.

5. El risco de 1586
Uno de los personajes que más contribuyeron al esplendor del culto de la Virgen de la Hiniesta fue el veinticuatro Diego de Postigo Almonacid, quien realizó numerosas donaciones, destacando la de una lámpara de plata, en 1575, que aún se conserva colgada en los lampadarios de San Julián y que es la más antigua de las fechadas en Sevilla. También participó, en 1584, en la cesión de unos terrenos municipales para la construcción por parte de la Hermandad de capilla propia en San Julián tras el cierre del hospital que se encontraba junto a San Marcos.
En 1586, para dar contento a Andrés de Monsalve, descendiente de Per de Tous y patrono de la Virgen de la Hiniesta, Diego de Postigo mandó poner junto a la capilla de la Virgen (en la cabecera de la nave del evangelio, donde actualmente se encuentra la Virgen del Rosario) un tablado grande con la escena del hallazgo realizada con figuras de bulto redondo: en medio de una retama aparecía la Virgen, ante la que se arrodillaba Per de Tous, que llevaba una cartela en la espalda con su nombre para su correcta identificación, completando la escena su caballo y sus criados.

6. Otros montajes del risco
No está claro si el risco se montó sólo en 1586 o se mantuvo en los años sucesivos. Por las noticias que se tienen del siglo XVII, parece que el altar de cultos se alzaba de manera suntuosa, con profusión de velas y piezas de orfebrería, pero con la imagen de la Virgen sola, sin los demás participantes del episodio del hallazgo. Nada sabemos del siglo XVIII.
El historiador José Alonso Morgado, en 1883, recordando la decadencia en la que entró la Hermandad en la tercera década del siglo XIX, escribió:
“Mas desde pocos años después, que dejó de ponerse el risco, para solemnizar su fiesta y Novena, cuyo precioso aspecto atraía la multitud para admirarlo, por la propiedad con que se hallaba representado tan al vivo el sitio y primeros momentos del hallazgo de la peregrina Imagen de nuestra Señora, entra las hiniestas ó retamas de los montes de Cataluña, con las perdices y las figuras al natural de Mossen Per de Tous con sus monteros, caballo y perro; todo esto excitaba la curiosidad y aumentaba la concurrencia, y su falta ha contribuido indudablemente á que la devoción haya decaído tanto en nuestros tiempos”.
Según esta noticia, el risco se montó a comienzos del siglo XIX. De esta época, cuando la Hermandad trataba de recuperarse tras la invasión francesa, son dos grabados, uno anónimo de 1815, donde aparece la Virgen con una retama a sus espaldas, y otro abierto por José María Martín en 1819 con la escena del hallazgo, que quizás no hacen más que reproducir el montaje anual de los cultos de septiembre.

7. El risco de 2012
Con motivo de la celebración del sexto centenario de la fundación de la Hermandad, se han querido singularizar los cultos de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa con la recuperación de un altar histórico: el risco de 1586 que tuvo pervivencia hasta el primer tercio del siglo XIX.
Se ha utilizado como base para su montaje el grabado de 1819, aunque se ha optado por eliminar personajes y detalles secundarios para focalizar la atención en la imagen de la Virgen. De esta manera, María Santísima de la Hiniesta aparece delante de una retama, a sus pies el letrero con la inscripción que descubre su origen (“Sum Hispalis de sacello ad portam quæ ducit ad Corduvam”) y al lado, una perdiz. Completan la escena Per de Tous, arrodillado, y su perro.
Junto a la mera recreación historicista de la leyenda del hallazgo, cabe señalar una lectura iconológica de la escena de carácter salvífico. De la misma manera que el Niño aprisiona en su mano un pájaro, símbolo del alma humana que busca refugio y encuentra amparo en Cristo, la Virgen actúa como protectora de la perdiz, en alusión a su carácter de Corredentora, ya marcado por la manzana que sostiene en la mano derecha y que la identifica como la nueva Eva.

2 comentarios:

P'on tonse... dijo...

Mi más sincera enhorabuena por el altar, por el trabajo documental y por el buen gusto con que habéis procedido.

Gracias.

Hermandad de la Hiniesta dijo...

Gracias por el comentario y la felicitación. Esperamos que el altar haya servido para hacer más dignos y solemnes los cultos a nuestra titular.