viernes, 29 de enero de 2010

La nueva Casa de Hermandad V

V.- La nueva Casa de Hermandad: Zona de exposición, conservación y almacén.

En este último capítulo descriptivo de la nueva Casa de Hermandad, tratamos la zona de exposición, conservación y almacén. Comprenden las siguientes estancias: en la planta sótano todo el espacio que comprende esta zona, en la plata primera el gran Salón de Exposición y junto a él la Sala de las Camareras. Hay que añadir el almacén anexo de la plaza de San Julián, donde se encuentra guardado el paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Santa María Magdalena, así como herramientas y otros enseres. Todas estas zonas comprenden más de trescientos cincuenta metros cuadrados para el almacenamiento, la conservación y la exposición de enseres de la Hermandad. Toda la Casa de Hermandad, así como el almacén del paso de Cristo, cuenta con un sistema de seguridad de veinticuatro horas al día, contratado con la empresa PROSEGUR.




La zona expositiva queda reservada para la planta primera, a la que se accede por el gran distribuidor a dos niveles existentes tras subir por las escaleras desde la planta baja. La puerta de entrada es de madera y toda la pared que la rodea tiene estas mismas calidades en madera que recubren esa zona. La original estructura en forma de dientes de sierra de esta sala hacen que pueda entrar mucha luz natural a través de grandes ventanales con cristales traslúcidos. Todo este espacio tiene tarima flotante y está equipada por sistema de aire acondicionado frío y calor. La luz artificial es emitida por focos indirectos hacia los techos de la sala, dentro de las vitrinas por focos halógenos y otros tanto externos direccionables. Encontramos en este amplio espacio de 140,74 metros cuadrados, nueve vitrinas, dos de las cuales son de grandes dimensiones y ocupan dos testeros completos de la estancia. Las vitrinas se forran al fondo por damasco color ocre o mostaza y moquetas del mismo color en el suelo.




Entrando en la sala a la izquierda encontramos una primera vitrina dedicada principalmente al cortejo litúrgico de la Hermandad para cultos internos y externos, con vestimentas como la dalmática del cortejo de Cristo (burdeos con brocados dorados), la del cortejo de la Virgen (azul bordada en plata) y el medallón del pertiguero. Los ocho ciriales de ambos pasos, destacando los cuatro diseñados por Cayetano González en plata de ley. También forman parte de esta vitrina juegos de incensarios y navetas, así como un cáliz. Completan esta vitrina el Guión sacramental y los faroles de mano para procesiones eucarísticas.




A continuación, la siguiente vitrina, es quizás la más original de todas puesto que son enseres que actualmente no procesionan, salvo el caso de algunas varas. Aparece un doble cuerpo de respiraderos, en la zona inferior de orfebrería y malla de oro bordada con motivos heráldicos de Sevilla y Cataluña. Estos respiraderos datan de 1967 y son obra del Taller de Villarreal (orfebrería) y del Taller de Carrasquilla (bordados), sobre este cuerpo diversos candelabros y jarras del Taller de Seco Velasco, así como candelabros de cinco luces y sacras. En el siguiente cuerpo formado por los respiraderos encontramos una pieza, original de 1893, realizados por Cristóbal Ortega Chacón y provenientes de la Hermandad de la Amargura, que en 1916 los vendió a la Hiniesta. No podemos dejar de citar los cuatro ciriales de estética de principios del siglo XX, con hojas de acanto en la zona superior del cirial y los elegantes paños de bocina en terciopelo morado, bordados en estilo gótico, en oro y sedas de colores. Completan la vitrina los antiguos paños de la Bandera Concepcionista, con el lema de la Hermandad desde el siglo XVII y el antiguo Banderín catalán. En esta vitrina también aparecen dos sayas bordadas por la técnica de aplicación, una burdeos y otra negra. Ambas piezas siguen un modelo de dibujo asimétrico y motivos vegetales. La primera fue realizada por nuestra hermana Josefa Bueno Martín y la segunda por nuestros hermanos Joaquín Sánchez Blanco y José María García.



En este mismo lateral del Salón de Exposición, su última vitrina contiene diversos enseres, destacando la Cruz de Guía, los candelabros de cola, la peana y diversas varas e insignias como el Banderín catalán, el Banderín de la Juventud Hiniesta, la Bandera Concepcionista y el Guión de la Coronación. También están expuestas dos sayas, una bordada en aplicación, en color blanco con sedas de colores y otra azul bordada en plata, aprovechando antiguos bordados de la década de los cuarenta del siglo pasado. Diversos artistas son los creadores de estas bellas muestras del patrimonio de la Hermandad, destacando la Cruz de Guía de Antonio Izquierdo, los faroles de la Cruz de Guía, diseño de Dubé de Luque; los candelabros de cola, la peana y el expositor con los restos calcinados de la Virgen de la Hiniesta, en plata de ley, realizados por el Taller de orfebrería Hermanos Delgado López.



Una de las dos grandes vitrinas de este salón es la que contiene los varales, techo de palio, bocinas y Simpecado, pieza esta última de notable interés, al representar fidedignamente la imagen desaparecida de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, desaparecida en 1932. El techo de palio bordado en plata sobre terciopelo azul por Guillermo Carrasquilla Rodríguez en 1936, tiene doce grupos de rosas de Pasión, que sirven de orla a la imagen de medio bulto de la Santísima Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada. En los ángulos del techo de palio cuatro leyendas alusivas a la Virgen: Sin pecado concebida, Asumpta al cielo, La Madre de Dios y La Medianera nuestra. Las cuatro bocinas del cortejo de Cristo se situan a los pies del techo de palio. A un lado en otro espacio se muestran diez varales y los otros dos flanquean el techo de palio. El otro gran espacio de esta vitrina es para el Simpecado y cuatro faroles. Junto al techo de palio el estandarte de la Hermandad y el estandarte sacramental, ambos realizados por el taller de Carrasquilla.





A continuación encontramos una vitrina que es un acercamiento a la estética del paso de Cristo, así tenemos el respiradero frontal, jarras, remates de las capillas, guardabrisones y hachones. Artistas como Antonio Martín, recientemente fallecido, Rafael Barbero, Seco Velasco, supervisados bajo el diseño de Cayetano González, dieron como fruto este elegante y personal paso procesional en madera de caoba, madera de naranjo y plata de ley.


Continuando con las vitrinas, la siguiente está dedicada principalmente a preseas y vestimentas de la Santísima Virgen de la Hiniesta Dolorosa, aunque contiene también elementos del Cristo, como puedan ser tres juegos de potencias y el nimbo de la Magdalena. En el centro de la vitrina la saya burdeos, realizada en 1916 por Juan Manuel Rodríguez Ojeda. En la zona superior tres coronas de la Santísima Virgen, una de Manuel Seco Velasco, en plata dorada y dos labradas en plata, una anónima con estrellas y otra en plata sin estrellas del taller de Orfebrería Mallol.





La vitrina principal del salón acoge totalmente desplegado el manto de salida de la Santísima Virgen de la Hiniesta, obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1906. También en esta vitrina dos sayas blancas bordadas en oro, una de José Ramón Paleteiro y otra del taller de Santa Bárbara. Acompañan a estos enseres las bocinas del paso de palio, en plata bordadas sobre terciopelo azul y distintas banderas: azul y blanca, azul y roja y pontificia. Junto a este gran salón se encuentra la Sala de las camareras o ropero de la Santísima Virgen, donde se guardan los mantos de camarín, tocados y prendas interiores de la Santísima Virgen de la Hiniesta.






En la planta sótano, un gran espacio diáfano sirve para almacenar diversos enseres de Priostía, Diputaciones y de la Hermandad, así en estanterías por todo el contorno quedan ordenados estos enseres. Se accede a este sótano por ascensor y por escaleras. Lo más reseñable de esta zona son los restos aparecidos, siendo los más antiguos del siglo VI de etapa romana, aunque sin demasiada importancia, ya que no configuran estructuras de edificios. La etapa más interesante es la del periodo islámico (siglos VIII – XIII), pudiéndose dividir en dos partes definidas como periodo clásico islámico y periodo almohade. De la primera división temporal encontramos los restos más importantes como la cisterna que surtía a la fuente posterior. Se encuentra policromada en almagra roja y se data en el siglo IX. Forma parte de unos jardines que probablemente se encontraban deprimidos en relación a la zona habitada, siguiendo la tradición musulmana. Pero el hallazgo principal encontrado es la fuente referida y concretamente el mural pintado que la decora. Se trata de una estructura de 4,20 metros de largo por 95 centímetros de alto, con motivos decorativos geométricos y vegetales de excelente factura y calidad artística, según los expertos consultados. La estructura mural es simétrica en torno a una pileta central que ha sido expoliada a lo largo del tiempo. La pintura mural se compone de lacería geométrica, un trilobulado y una estrella de ocho puntas quedando enmarcado con palmetas y atauriques vegetales. Está realizada en colores almagra y azul sobre blanco. Su fecha de ejecución está en torno al siglo XI, coincidiendo con la etapa de la taifa sevillana abbadí. La alberca que surtía esta fuente está separada de la misma por un grueso muro de restos tardorromanos donde se insertan tuberías de plomo que abastecían a la fuente.






El almacén del paso de Cristo, situado en la plaza de San Julián es otro espacio para guardar diversos enseres, como el mismo paso y cera y materiales de Priostía. Cuenta este almacén con alarma conectada al resto de la seguridad de la Casa de Hermandad.

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