Cuarto domingo de adviento
San
Lucas 1,39-45
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
A
las puertas de la navidad, el evangelio de hoy pone manifiesto dos estados, la “Alegría”
y el ser “Feliz”, porque la palabra de Dios se va a cumplir y todos los que crean
en el mensaje que nos trae Jesús crecerán en la alegría y la felicidad. Las dos
mujeres, María y su prima Isabel sienten en su seno todo el mensaje de amor
transmitido con el nacimiento del Mesías.
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