Según el Concilio Vaticano II, “a lo largo del año,
la Iglesia desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la
Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa
esperanza y venida del Señor. Conmemorando así los misterios de la redención...
se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en
contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación” (SC 102). El
año litúrgico constituye por tanto el alimento principal y la mejor pedagogía
para crecer en nuestra vida cristiana.
El año litúrgico consta de
tres ciclos temporales: Navidad, Pascua y Tiempo
Ordinario, y de un conjunto
de solemnidades y de fiestas del Señor, de la Virgen María y de los Santos. Hoy
Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de Cuaresma, 40 días de preparación de
la fiesta , que junto a Triduo Pascual y Cincuentena Pascual constituyen el
núcleo de nuestra fe cristiana: el MISTERIO PASCUAL.
La cuaresma es un camino
hacia la Pascua. Cristo, por el misterio pascual, ha hecho la Alianza eterna
con el pueblo; en el que los fieles contemplamos la pasión y muerte mediante
la escucha de la Palabra de Dios y a la
oración, y la penitencia. En este tiempo de Cuaresma podemos distinguir tres
etapas:
Primera etapa: miércoles de ceniza, primera y segunda semanas de Cuaresma.
Segunda etapa: tercera, cuarta y quinta semanas de Cuaresma.
Tercera etapa (Semana Santa): desde el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor hasta
el Jueves Santo por la mañana (Misa Crismal).
El periodo de tiempo desde
la misa vespertina del Jueves Santo "en la Cena del Señor" hasta las
Vísperas del Domingo de Resurrección, se denomina "Triduo pascual", porque con su celebración se hace
presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir, el tránsito del Señor
de este mundo al Padre.
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