domingo, 8 de abril de 2012

Un sueño en azul y plata

Virgen de la Hiniesta
Hace siete días que las puertas de la Gloria, del cielo de San Julián, esas que tienen por forma una ojiva, debieron abrirse para que el sueño se volviera a repetir un año más. Hace siete días todo estaba preparado, los pasos, las insignias, los nazarenos, pero sobre todo la ilusión ante un nuevo Domingo de Ramos. Hace siete días todo estaba por consumar y el día de los sueños más hermosos, esa jornada añorada día tras día durante el resto del año aparecía ante nuestros ojos como un regalo para el espíritu.
Y el sueño comenzó, se abrieron las puertas, el pálpito de los corazones hiniestos latía acelerado y de nuevo sonaban las notas del maestro Peralto en el viejo San Julián, “Hiniesta” y “Cristo de la Buena Muerte”, para nuestro Cristo dormido en su más dulce Buena Muerte. Lentamente se acercaba a la Madre Hiniesta y procedía a presentarse ante el pueblo sevillano, pero el sueño se rompió como desagradable pesadilla en forma de lluvia que no permitió cumplirlo.


Altar de insignias
Virgen de la Hiniesta

La Junta de Gobierno reunida en cabildo de oficiales de urgencia y tras consulta a los profesionales en la materia, decidió realizar la estación de penitencia ante las lluvias débiles e intermitentes que nos anunciaban. Nada más lejos de la realidad cuando esa debilidad e intermitencia no se produjo durante los quince minutos que se tardó en sacar a nuestros nazarenos del cortejo del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Santa María Magdalena, ante lo cual se decidió suspender definitivamente la estación de penitencia de 2012. Lamentamos profundamente que nuestros nazarenos sufrieran esta contrariedad, que en ningún momento pensamos que pudiera producirse con la persistencia que tuvo. Al poco tiempo, las condiciones meteorológicas mejoraron y la mitad del Domingo de Ramos, con nuestras Cofradías hermanas de San Roque, la Estrella, la Amargura y el Amor, pudieron realizar sus estaciones de penitencia, pero faltaba el sueño en azul y plata, le faltaba al Domingo de Ramos la alegría de San Julián, sus nazarenos vestidos de cielo y pureza blanca de la luz del día más bonito del año, faltaba la ternura del Cristo de la Buena Muerte y el dolor de Santa María Magdalena y faltaba la más Sublime Estrella consolando y auxiliando a los sevillanos.

Paso de María Stma. de la Hiniesta

Detalle lateral del paso

Cristo de la Buena Muerte
Agradecemos a nuestros hermanos, costaleros, capataces, músicos, auxiliares, acólitos y lógicamente a todos los nazarenos, su actitud comprensiva durante los tensos momentos de espera, su respeto, sus lágrimas de alegría que eran nuestras propias lágrimas de emoción, unión y hermandad ante una unánime ilusión desbordada cuando anunciamos que se realizaría la estación de penitencia, agradecemos la entereza y disciplina de todos los hermanos ante la tristeza de no poder finalmente realizar la estación de penitencia, pese a intentarlo hasta el último momento. Son muchos años los que nos quedan por dar público testimonio de fe, acompañando al Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Santa María Magdalena y María Santísima de la Hiniesta Dolorosa, y allí estaremos nuevamente, si Dios quiere. Él que escribe derecho con renglones torcidos sabe los motivos de todos los acontecimientos y debemos considerarlo como un sacrificio al Señor, una ofrenda y un testimonio de verdadera fe. Sabemos que los hermanos de la Hiniesta ya estamos pensando en el próximo Domingo de Ramos, y es que los que vivimos en azul y en plata, los que soñamos en azul y en plata, los que reímos y lloramos en azul y plata, no podemos decaer nuestro ánimo, porque es tan fuerte esa devoción y ese sentimiento, que pasarán muchos años en los que sabremos que seremos escolta fiel del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Santa María Magdalena y María Santísima de la Hiniesta Dolorosa.


Vista del paso del Cristo de la Buena Muerte

Cristo de la Buena Muerte
La Junta de Gobierno que piensa en el patrimonio artístico y humano de la Hermandad durante todo el año, y  no sólo el Domingo de Ramos, trabaja ya para preparar la próxima estación de penitencia que será esplendorosa como merecen nuestros Sagrados Titulares y el pueblo de Sevilla. El sueño truncado no quiere decir que se acabe definitivamente, simplemente se pospone, pero resurgirá antes de lo que creamos y entonces ahí estaremos con el alma encendida, con las lágrimas en los ojos por ver como un año más hacemos realidad un sueño en azul y plata.


Virgen de la Hiniesta Dolorosa

Paso del Stmo. Cristo de la Buena Muerte






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