jueves, 11 de abril de 2019

EN MEMORIA DE SOR BIBIANA

Reproducimos necrológica de Sor Bibiana, publicada en ABC de Sevilla por NH Dª. Mª del Mar Aramburu.


El pasado 11 de marzo, nos dejó nuestra querida Hija de la Caridad Sor Bibiana Gastón Ansa. (Sor Bibi).
Aunque ha fallecido con más de 90 años, era tal su ingenuidad, candidez, sencillez y su inocencia, que a pesar de sus años, más bien parecía una chiquilla.
Navarrica linda, que fue enviada desde su tierra a Sevilla, más concretamente al barrio de San Julián en la década de los 50. Ella rondaría en esas fechas los veintipocos años.
Desde ese momento consagró su vida a dar clases a los niños más pequeños de la guardería de San Cayetano, donde ella residía, también se encargó de dirigir uno de los grupos de voluntariado de la AIC, (antes denominado Damas de la Caridad), que hay en Sevilla capital, el grupo de voluntarias de San Cayetano, labor que  desempeñó hasta el final de sus días, con una amor entrañable y una entrega hacia el más pobre desmedidas. Este empeño en ayudar a los más necesitados y ejercer la caridad siempre con cariño y humildad, nos lo supo transmitir a nosotras, sus voluntarias de la AIC, de las que tan orgullosa se sentía y nos hemos sentido muy felices por haber tenido el gran privilegio de tenerla con nosotras tanto tiempo.
Nunca la olvidaremos.
Tal es el carisma que tenía, que los alumnos que tuvieron la suerte de pasar por sus manos, quedaban ya impregnados de un sentimiento de cariño y afecto que era mutuo y duraría ya para el resto de sus días.
Siempre la recordaremos, cariñosa, simpática a rabiar, graciosa, casi siempre comentando las peripecias de su gran afición deportiva: El Real Betis Balompié por el que sentía un especial cariño.
Resulta difícil, muy difícil acompañarla al Convento y eso que sólo había que cruzar la calle S. Julián, una vez acabada cualquier función religiosa, ya que era acaparada continuamente por sus conocidos, para saludarla y tirarle un poco de la lengua y así comentar asuntos en relación al Betis y al Sevilla. No había manera de que llegara el momento de entrar al Convento.
En 1998 se le concedió la medalla del trabajó y el entonces ministro Javier Arenas fué el encargado de imponérsela, por lo que ostentaba el título de ilustrísima y más tarde, en el 2006, la hermandad de la Hiniesta por la cual sentía una gran devoción, le concedió la medalla de oro de dicha hermandad, ya que fue inestimable su ayuda durante toda su vida en todo lo que fuese necesario. Lo mismo hizo con la parroquia de San Julián. A ella se la recurría ante cualquier necesidad y ella con todo su amor y entrega, lo solucionaba. Tanto la hermandad como la parroquia, sabían que la tenían a ella nada más cruzar la calle San Julián y allí estaba San Cayetano y Sor Bibiana dispuesta a lo fuese necesario.
La Virgen de la Hiniesta se la llevó consigo de la mano, después de estar el fin de semana codo a codo con sus devotos, ya que estuvo de besamanos esos dos días, pero no se quiso ir sola. Ya tenía deseos de disfrutar de Sor Bibiana y le proporcionó lo que al final de nuestros días todos quisiéramos tener: una Buena Muerte. En paz, tranquila, serena, sin sufrimientos, en su convento y rodeada de sus queridas hermanas, Hijas de la Caridad como ella.
Descansa en paz y ruega ante tu venerada Virgen de la Hiniesta por todos los que hemos tenido el gran privilegio de disfrutar de tu cariño, simpatía, dulzura y amistad.
Un día esperamos que nos volvamos a encontrar.
DEP.

Mª del Mar Aramburu

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