sábado, 25 de agosto de 2012

Monumento a Juan Pablo II en Sevilla


El pasado 14  de Agosto, víspera de la festividad de la Asunción de la Virgen María, a la finalización del Triduo a la Virgen de los Reyes se bendijo por parte de nuestro Arzobispo, D. Juan José Asenjo, el monumento al Beato Juan Pablo II. 

Está situado en la Plaza Virgen de los Reyes, a las puertas de la Iglesia Conventual de la Encarnación de las MM Agustinas. Es una obra en bronce realizada por el catedrático de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, escultor e imaginero, Juan Manuel Miñarro López. Cuenta con una altura de 2.45 metros y representa al Papa Juan Pablo II con los brazos abiertos, vestido con la  casulla que usó en la beatificación de Sor Ángela de la Cruz en 1982, y portando el báculo.

Recordemos que Juan Pablo II fue Papa de la Iglesia Católica durante 27 años, desde Octubre de 1978 hasta su muerte en 2005. A lo largo de su fructífero pontificado destacó por su especial devoción a la Virgen María como Madre y mediadora ante Jesucristo. Igualmente, fue artífice de la Nueva Evangelización y promovió la doctrina social de la Iglesia a través de encíclicas y documentos.

Desarrolló una intensa actividad misionera, dejando una huella imborrable en aquellos lugares que visitó. Realizó 104 viajes, peregrinando por 129 países distintos. Entre ellos estuvo en España en cinco ocasiones y concretamente dos veces en Sevilla, en 1982 y en 1993.

De grato recuerdo resulta la primera de las visitas apostólicas realizadas a nuestra Capital, en la que el 5 de Noviembre beatificó a Santa Ángela de la Cruz. Posteriormente en 1993, el sábado 12 de junio, llegó directamente desde el Vaticano al Aeropuerto de San Pablo para la Clausura del 45 Congreso Eucarístico Internacional, dentro de los actos conmemorativos del V Centenario del descubrimiento y evangelización de América.

Con este monumento Sevilla rinde un merecido homenaje a Juan Pablo II, el Papa Peregrino elevado a Beato el 1 de Mayo de 2.011, destacado por su compromiso ético y moral, por su lucha a favor de la justicia social, y abogando en todo momento por la mejora de las condiciones de vida en los países más pobres del mundo. De esta manera permanecerá en nuestra tierra el recuerdo imborrable  del  Papa que pernoctó en Sevilla, que rezó el ángelus a los pies de la Giralda y que fue despedido por sevillanas como muestra de cariño de nuestro pueblo.  

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