Noviembre siempre es un mes oscuro, de
recuerdos y de nostalgias aun vivas. Para nosotros, los de San Julián, ha sido
un mes agridulce. Por un lado, la alegría de volver a la normalidad tras meses
de un proceso electoral que se nos antojaba eterno. Una vez felizmente resuelto,
la Virgen de la Hiniesta nos ha vuelto a ayudar proporcionándonos un periodo de
reflexión donde los ánimos se han calmado y en donde la Hermandad ha vuelto a
sus fueros. Se acabaron las candidaturas, ahora solo hay HINIESTA,
afortunadamente.
Por otro lado, la situación que vivimos
impide que nuestra alegría sea completa. Vivimos una especie de “Viaje al fin
de la Noche”, y conste que soy consciente de citar a un autor tan controvertido
como Louis-Ferdinand Celine, pero creo que la frase describe a la perfección la
situación actual. La diferencia entre los hermanos de San Julián y él radica en
que nosotros sabemos que después de la noche existe el amanecer, lo que no es
poco. El azul hiniesta nos ayudara a ver las cosas de otra manera. Sabemos que habrá
nubarrones negros, que la pandemia pasará factura, y más en un barrio como el
nuestro, pero saldremos de esta, seguro.
Que estén tranquilos todos los hermanos,
que toda la tripulación está en su sitio, a pesar de las limitaciones actuales
y de los problemas que están por llegar. Todo bajo control y cuando decimos
todo, significa todo. Mientras, recordad: “todos somos Hiniesta” y ahora, más
que nunca, es necesaria la aportación de cada persona, porque cada persona es
importante.
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