Venga
de frente hermano costalero. Costal, zapatilla, medalla en la cintura y Dios en
corazón. Venga de frente hermano, que la tarde es larga pero nos espera un
cielo azul y plata.
Venga
de frente hermano, que te aguarda una bóveda de ojiva gótica, que la razón dirá
que un paso no cabe pero el corazón y los sentimientos te dirán que sí, que
pasará, y que saldrá a la calle, y que el azul se fundirá con el azul del cielo
y el azul de los nazarenos que se desparramarán por la ciudad.
Venga
de frente, hermano costalero, que la tarde será larga pero tu amor por Cristo
Crucificado en la más Buena de las muertes puede con todos los pesos del mundo,
y que el Pumarejo será una fiesta, y la calle Feria una emoción, y las columnas
de la Alameda enmarcarán los mejor de tus sentimientos.
Venga
de frente, hermano, que espera la entrada en Campana, que la Virgen que llora
bajo un manto azul sienta el calor de sus hijos bajo el paso y la emoción de
miles de ojos que la contemplarán, que las únicas gotas que se vean sean las
lágrimas de emoción que contemplen a Cristo Crucificado y a Nuestra Madre de la
Hiniesta y que acompañen a la Magdalena más hermosa que sale a la calle, que el
paso pesará, pero más puede nuestra ilusión y nuestra fe en un Dios que hoy
sale a la calle sobre un monte de flores.
Venga
de frente hermano, que espera la Catedral, con su frío y su silencio, con sus
santos de piedra y sus bóvedas de ojiva gótica, que espera la Virgen de los
Reyes y la Virgen de la Antigua, que nuestra estación de penitencia se cumpla manteniendo
el rito y la regla que nos legaron nuestros padres y nuestros abuelos y que
legaremos a nuestros hijos y nietos.
Venga
de frente hermano, que el peso se aliviará en el regreso por la estrecheces de
Francos, que la noche nos cobijará aliviando la carga, que el olor a azahar de
María Coronel se mezclará con el de los bollitos de Santa Inés, que una torre
mudéjar nos espera en San Marcos y los callejones de la vida eterna nos
esperarán en el barrio. Y Sevilla. Y sus gentes. Y la memoria de los que no
están. Y la Esperanza en un mundo mejor. Y la belleza de un cirio encendido. Y
la recompensa por un peso bien llevado. Y el esfuerzo que será recompensado con
la mejor de las vidas eternas en el barrio de San Julián. Y el regreso a una
vieja puerta gótica en la más hermosa de las noches. Horas que son minutos y
que mañana parecerán instantes, pero qué instantes tan hermosos…
Venga
de frente, hermanos, que vuestro esfuerzo es nuestra ilusión y vuestro
cansancio el resultado del más hermoso de los trabajos. Venga de frente
hermanos, que el azul inunde la más Buenas de la Muertes y a la mirada más
hermosa de la Madre de Dios.
Venga
de frente hermanos, que es Domingo, y de Ramos, y de emociones, y de infancia y
que hoy la tierra y los cielos sonríen en Sevilla, porque hoy, más que nunca,
Dios y su Madre salen a cuerpo a la calle.
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