Dentro
del documento de Orientaciones Pastorales Diocesanas 2016 – 2021,
continuamos desglosando sus distintos apartados, así en su tercera parte
titulada Líneas de trabajo pastoral veremos el segundo de los
epígrafes, Desarrollar la Iniciación Cristiana y primar una catequesis kerigmática
y mistagógica.
Las
vías de transmisión de la fe y los lugares de aprendizaje a ellas asociados, la
familia, la parroquia y la escuela, se debilitan progresivamente. En la
situación actual la Iglesia no puede seguir dando por supuesto sin más que las
personas saben ya quién es Jesucristo, qué significa ser cristiano y cómo se
configura la vida eclesial. Debe partir más bien de la convicción de que en
cada generación es necesario volver a aprender de raíz los rudimentos de la fe
y de la vida de la Iglesia. La Iglesia no puede limitarse a anunciar unos
cuantos valores abstractos más o menos culturalmente compartidos, sino que debe
sentirse impelida a proclamar un nombre y un rostro: Jesús de Nazaret, el Señor
Crucificado y Resucitado. En la Iniciación Cristiana y en la catequesis hay que
hablar de Dios y de Jesucristo de forma nueva, interpelante y enardecedora, de
modo que las personas se sientan conmovidas y afectadas en su corazón y en su
vida. Se trata de suscitar de nuevo la fe, la esperanza y la caridad. Esto
constituye un desafío pastoral y espiritual de primer orden en nuestra
situación eclesial.
La
Iniciación Cristiana y, en general, toda la catequesis en una pastoral
misionera no puede tener otro camino que el primer anuncio o Kerigma. El Papa
Francisco lo dice de esta manera: “En la boca del catequista vuelve a resonar
siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y
ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para
liberarte”. Debemos proclamar el amor de Dios, respetando la libertad de todos,
con la alegría de sabernos amados; de esta experiencia sacaremos las energías
necesarias para ir construyendo un mundo mejor.
En
la Iglesia primitiva, el catecumenado era el camino originario y específico
para llegar a ser cristiano y para la iniciación eclesial. El bautismo, junto
con la confirmación y la primera eucaristía, unidos por el catecumenado, forman
el proceso unitario de Iniciación Cristiana. Detrás de ello latía la convicción
de que uno llega a ser cristiano tras un camino de transformación, purificación
y conversión que debe ser recorrido paso a paso. Queremos ser una Iglesia que
se preocupa de engendrar nuevos cristianos. El papa Francisco mira a la Iglesia
desde la experiencia materna. La Iglesia será “una madre de corazón abierto” en
la iniciación cristiana.
El
catecumenado de la Iniciación Cristiana no es de ningún grupo, sino de la
Iglesia institucional, de la comunidad cristiana en cuanto tal. Sus
responsables son directamente el Obispo y sus presbíteros. Los catequistas
colaboran con ellos y actúan bajo su autoridad.
La
Archidiócesis debe desarrollar una pastoral de la Iniciación Cristiana según el
Directorio aprobado. Tenemos que poner un particular empeño para que, mediante
un vigoroso anuncio del Evangelio, ningún bautizado quede sin completar su
iniciación cristiana, facilitando la preparación y el acceso a los sacramentos de
la Confirmación, la Reconciliación y la Eucaristía.
La
Eucaristía dominical y la recuperación del sacramento de la Penitencia son
esenciales para mantener la identidad del cristiano y para un empeño misionero
vigoroso. En la sociedad laicista en la que vivimos, la Eucaristía dominical es
un elemento esencial e indispensable de la identidad cristiana, para uno mismo
y para los demás. La visibilidad y la fuerza interior de nuestras comunidades deben
arraigarse en la participación espiritual de los fieles en la Eucaristía
dominical. La Eucaristía dominical tendrá que ser el acto central de la
comunidad cristiana, su señal de identidad, el alimento principal de la fe y de
la vida de los cristianos.
OBJETIVO ESPECÍFICO
Hacer del proceso de la
Iniciación Cristiana el primer cauce de una pastoral misionera con una
catequesis Kerigmática y mistagógica.
ACCIONES
Completar
la implantación del Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana y
perseverar en él. El Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana,
promulgado el 8 de septiembre de 2014, señala un camino, a modo de catecumenado,
de Iniciación para adultos, y otro para niños, adolescentes y jóvenes:
- Busca asociar a la familia cristiana al itinerario de Iniciación desde el Despertar religioso del niño.
- Invita a una pastoral misionera, aprovechando la petición de los sacramentos (sobre todo del Bautismo, la Comunión y la Confirmación), que hacen con frecuencia cristianos alejados para ellos o para sus hijos. Queremos convertir estas ocasiones en un tiempo propicio para iniciar una relación evangelizadora.
- Señala los catecismos de la Conferencia Episcopal Española, Jesús es el Señor y Testigos del Señor como contenido común para este proceso catequético.
- Y busca la unidad pastoral en torno a la Iniciación Cristiana, disponiendo las edades para la Primera Comunión y la Confirmación, el proceso a seguir, los contenidos y otros criterios de discernimiento.
Ofrecer
cursos de formación afectivo-sexual para adolescentes y jóvenes. Desde los buenos fundamentos de la
antropología cristiana, las parroquias y los colegios católicos deben ofrecer a
los adolescentes y jóvenes, en colaboración con sus familias, una adecuada
educación cristiana en las materias referentes a la vida afectiva y sexual, al
matrimonio y a la familia. La agresión del laicismo a la vida cristiana de los
jóvenes se centra hoy en estos puntos.
Proporcionar formas abreviadas e
intensas de una catequesis kerigmática que llame al encuentro con el Señor y a
la conversión: Cursillos de Cristiandad, Ejercicios Espirituales, y otras
prácticas parecidas. Junto al catecumenado de adultos y a una catequesis más
prolongada, podemos y debemos ofrecer otras formas intensivas, menos dilatadas
en el tiempo, que pueden ser útiles como alternativa o como refuerzo para que
muchos alejados se encuentren con el Señor y con su Iglesia, y redescubran su vida
cristiana. Dichas formas son, entre otras, los Cursillos de Cristiandad y los
Ejercicios Espirituales.
Proponer las Misiones Populares como un
instrumento de renovación pastoral misionera. Las misiones
populares parroquiales son un buen instrumento para la renovación misionera de
la parroquia. En su desarrollo proporcionan a los fieles que participan en
ellas una experiencia de Iglesia en salida que fortalece su fe. A la vez, se
plantean recuperar a quienes en su día formaban parte de la comunidad y luego
se distanciaron de ella. Además quieren llegar por primera vez a quienes nunca
han tenido relación visible con la Iglesia.
Buscar estar presentes en radio,
televisiones locales, Internet… La Iglesia sabe, por su historia
y pedagogía, que la Palabra de Dios no se trasmite sólo ni principalmente de un
modo escrito, sino, también, en formas testimoniales y afectivas, plásticas, musicales
y teatrales, orales y audiovisuales. Hay que saber estar en las radios, TV
locales y en Internet para hacer presente con claridad y lealtad el Evangelio
de Jesucristo.
AGENTES
•
Vicaría para la Nueva Evangelización.
•
Delegaciones Diocesanas de Catequesis, para el Catecumenado de Adultos, de
Liturgia, de Familia y Vida y de Medios de Comunicación.
•
Cursillos de Cristiandad.
•
Nuevos Movimientos.
•
Colegios católicos.
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