martes, 19 de mayo de 2020

Aniversario Pregón de la Coronación de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa


“SOY DE SEVILLA”. NUESTRA SEÑORA DE LA HINIESTA EN LA LÍRICA PALABRA DEL PADRE CUÉ

Las doce de la mañana del 19 de mayo de 1974 en Sevilla, lugar el teatro Lope de Vega de potente irradiación iberoamericana, comienza el pregón de la coronación canónica de la Virgen de la Hiniesta, se trasmite el acto por las ondas de radio popular y su protocolo es de idéntica armonía al discurso que desde 1941 anuncia cada domingo de pasión el anual y eterno milagro de la semana mayor.

La banda municipal interpreta de inicio una nueva marcha procesional compuesta para la ocasión por el maestro Albero Francés, que casi acaba de heredar la batuta del asturiano Pedro Braña, los compases rítmicos y alegres de “Hiniesta Coronada” sorprenden por su vivacidad  y alegría, gusta la obra, se nota en los aplausos del público que llena el teatro. Seguidamente el alcalde realiza como es debido la presentación del pregonero, habla del padre Cué, mejicano de origen y español de arraigo, entregado a Sevilla y enamorado de la cuidad, de aquel que escribió quizás el más delicioso pregón del siglo XX sin pronunciarlo en el libro Como llora Sevilla, por eso según el alcalde, devoto de Jesús de Pasión e impulsor de la feria en su  nueva ubicación en los Remedios; y que, por cierto, iba a tener el honor de ser, junto a su esposa, los padrinos de la ceremonia catedralicia de la coronación a celebrar en el trascoro catedralicio el jueves día 23 solemnidad de la Ascensión, el jesuita era el más indicado por preparación, capacidad, oratoria y virtudes de comunicación para pronunciar el pregón.

La banda, tras las cariñosas, pero a la vez justas palabras de la primera autoridad municipal interpreta “Estrella Sublime” del gran López Farfán, revolucionador de la música cofradiera con la inclusión de las cornetas como queda plenamente manifestado en esta obra dedicada a la dolorosa del Domingo de Ramos cruelmente fenecida por las llamas en los aciagos sucesos del año 32 a los que por cierto se les quiere quitar esa responsabilidad gubernativa para adaptarse a las conveniencias de la nueva por injusta y desfasada memoria histórica.




El orador se acerca al escenario, viste sotana, mediana altura, gafas de intelectual, camina de forma reposada y elegante como su voz de timbre cadencioso y musical  impregnada de la deliciosa dulzura hispanoamericana que acaricia de forma bella la fonética viva y sentida del castellano, el jesuita que asombra por sus sermones, que ha escrito de historia de mística y de toros, que revolucionó la televisión al hablar del dolor que por la situación del mundo sufre en sus llagas Cristo Crucificado al que llama “Mi Cristo Roto”, que entendió como nadie a Triana en gozosas fiestas en 1950 por el dogma de la Asunción sembrando sus calles de alegría con la procesión de la mejor de sus esperanzas, pasa junto al atril usado por el alcalde, pero lo rechaza, él se coloca sin papeles, sin tan siquiera un guión en el centro del escenario, frente a él sólo un micrófono que transmite su mensaje y comienza el pregón, empieza a hablar de la Virgen a Sevilla.

El pregón es vívido, sentimental, aguerrido, valiente y sincero, completo, el orador viene sobrado de elocuencia, sabe lo qué dice y sobretodo como lo dice, tiene facilidad retórica, palabra poética y justa y certera visión del universo teológico. Desde el comienzo dicta los tres pilares de su discurso; por un lado, la Virgen y junto a Ella la ciudad que la corona y esa misma corona que como bella obra de arte representa la fe el amor y la esperanza de un pueblo para ceñir las benditas sienes de la Reina de los Cielos.

El pregonero dice tener un problema al hablar de la Virgen, reconoce sus limitaciones ante su inmensidad como la más perfecta criatura salida de las manos del creador, pero a la vez se consuela manifestando con total sinceridad que Sevilla desde los años 40 le enseñó con su ejemplo a hablar de la Madre y no duda que este ejemplo sólo es el del amor, el amor manifestado por la ciudad a lo largo de la historia que le hizo ganar para siempre el título de “mariana” como timbre de gloria que corona su escudo heráldico.

Habló extensamente de este amor, realizando una aproximación a la historia tanto material como devota de la imagen, desde su aparición en tierras catalanas encontrada por el caballero Per de Tous, su regreso triunfal a Sevilla en lo que él llama “Epifanía de la Hiniesta”, entendiendo así que su hallazgo se produce como manifestación ,maternal de María como corredentora del género humano y, por lo tanto, como la mejor intercesora  ante el Trono de su Hijo para alcanzar de su infinita misericordia los bienes que necesitemos y merezcamos.

Gran riqueza literaria posee el lenguaje metafórico usado por Cué para definir la aparición triunfal de las vírgenes enterradas en épocas sarracenas para liberarlas de las manos sacrílegas de la profanación y que aparecen de forma milagrosa en la edad moderna comos semilla fecunda de la fe mariana que brota desde la tierra como el mejor fruto fecundo y vivo en nuestros fervientes corazones.

En la aparición de la Hiniesta con aquel amoroso letrero que la identifica “Soy de Sevilla” está el amor de la Virgen por Sevilla, amor siempre vivo y correspondido, pues “desde la venida de la Virgen de la Hiniesta a nuestra ciudad todo sevillano nace con un letrero, con una tendencia , con un sello inconfundible: Soy de María”.

La vinculación con la autoridad municipal, el voto de gratitud y rendida pleitesía realizado por el ayuntamiento en 1649 y renovado cada 8 de septiembre a las plantas de la que considera Patrona y Bienhechora , toda la historia de forma sucesiva,  en perfecta cronología por medio de vocablos de henchido entusiasmo, pero junto a la Virgen Triunfal con su Hijo en brazos, también Sevilla siente, admira y venera a la Hiniesta que llora. Precioso por su  sentimiento el poema popular “La Hiniesta quiere llorar”, la Madre sabe que el Hijo crece y tiene que morir en la cruz para reconciliar a la humanidad caída desde  la desobediencia de nuestros primeros padres en tiempos del Génesis por eso acepta su sacrificio, su excelso papel de corredentora:

“¡Qué la redención ya empiece
pues la Virgen –aleluya-
dice que quiere llorar!…….
¡La Hiniesta rompió a llorar! “

Pero junto a la lírica bellamente popular con la rima  asonante de los octosílabos, tan grata a los oídos cofradieros y consagradas para siempre por Antonio Rodríguez Buzón, el padre Cué que se sabe un hombre actual, trata temas candentes, de actualidad en aquella época en los últimos años de Franco y con una iglesia sumida en la incertidumbre y crisis del posconcilio que tanto dolor causó al gran papa Pablo VI, un auténtico mártir de nuestros días.

En el mensaje del sacerdote jesuita está la crisis de valores, de identidad  de la iglesia, pero con sabia palabra felicita a las cofradías,  pues a pesar de los pesares han sabido mantener sus señas de identidad, luchando contra las desafortunadas interpretaciones litúrgicas del concilio, tan adictas a criticar y en lo posible erradicar las históricas y verdaderas, por sentidas,  manifestaciones de religiosidad popular.

El pregonero se admira de la vitalidad cofradiera: “habéis aguantado la prueba, habéis sabido resistir”,   de su implicación en la vida social de la ciudad con obras caritativas como la escuela de formación profesional adaptándose siempre a las necesidades del tiempo vivido, pero el pregonero también reflexiona con un tema que hoy en día sigue teniendo plena vigencia” para hablar de lo social sobran voluntarios, espontáneos e incondicionales. Para hablar de la Virgen son más bien escasos. Y he preferido detenerme en María y en Cristo, porque su auténtico conocimiento y amor serán la mejor garantía y el más urgente acicate, que empuje a la hermandad hacia los más débiles…”, tengamos caridad con el prójimo es el mandamiento nuevo pero no renunciemos nunca a evangelizar ni a nuestra fe, Jesús nos espera en la  cruz para abrazarnos en la salvación.

Tras cerca de hora y media de discurso Cué lo culmina sin atreverse a cantar a Sevilla “eso lo sabéis vosotros sevillanos”, pero con una rendida oración y canto a las coronas de la Virgen; y también una encomiable felicitación a los hermanos costaleros que lo atendieron la tarde anterior con motivo de su llegada a la ciudad y que tendrían la responsabilidad de trasladar a la Virgen a la Catedral y devolverla de forma triunfal a san Julián estando ya canónicamente coronada.

Hay que hacer constar la importancia de este elogio a los costaleros en aquella época en donde acababa de nacer la nueva forma de llevar los pasos a cargo de hermanos de las propias corporaciones y en el caso de nuestra hermandad  ya habían escrito una crónica de oro la tarde del 8 de diciembre de 1973 cuando pasearon de forma inenarrable según las crónicas  a la  Patrona Municipal con motivo de haberse leído de forma oficial el breve pontificio de coronación en la collación de la Puerta de Córdoba.

El pregón puso su colofón con un extenso poema de exaltación de las coronas, de exaltación de la fe, de exaltación del marianismo, de exaltación del amor:

“Para hacerle una corona,
ya nada te pediría
Sevilla te tomaría,
toda entera, y ceñiría
con tu abrazo a la Señora.
Corona ¡es toda Sevilla!
¡Toda Sevilla es corona!

El pregonero según las crónicas terminó cansado, exhausto, con la voz quebrada, lo había dado todo, el pregonero triunfó, el pregón enamoró.

Tan buen recuerdo dejó, que ya en 1976 en los albores de la transición política fue editado por el propio Ayuntamiento en cuidada y bella edición, tomando el discurso de la grabación de la radio. Su lectura a la vez que recrea el espíritu, hace pensar en el ya eterno título de Joaquín Romero Murube “Los cielos que perdimos”, pues sin duda fue un cielo perdido el pregón de la Semana Santa nunca pronunciado por Ramón Cué Romano, que hubiese cantado como nadie esa belleza indefinible por eterna de nuestra semana mayor, que no es ni más ni menos que la firmeza de la fe, la caricia de la esperanza y el triunfo de la vida.

José Gámez Martín




                              








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