martes, 19 de mayo de 2020

Diputación Obras Asistenciales


Reflexión: La Caridad en tiempos del coronavirus

“¿Qué eficacia tiene en nuestros días la energía escondida en el evangelio, capaz de sacudir profundamente la conciencia y transformar al hombre? (Pablo VI, Exhortación Apostólica, "Evangelii Nuntiandi", 1975)

En poco más de dos meses, nuestra sociedad se ha visto envuelta en una situación de crisis inesperada que afecta a la salud de las personas, trasciende a nuestros hábitos y costumbres sociales e impacta de manera transcendental sobre la economía. En nuestro medio, la Iglesia en general y las hermandades y cofradías en particular estamos haciendo frente a estas nuevas necesidades, que ponen a prueba nuestra capacidad de reacción.
Hemos asumido con responsabilidad la supresión de nuestros cultos cuaresmales, en especial de las estaciones de penitencia, y de la vida de hermandad presencial en nuestras iglesias y en nuestras casas. Hemos desarrollado iniciativas para suplir estas privaciones con las posibilidades que hoy en día ofrecen los medios digitales y las redes sociales. Se han abierto nuevas puertas para cumplir con nuestra primera obligación que es el culto a Dios Nuestro Señor y a la Santísima Virgen. Estamos promoviendo múltiples iniciativas para mantener vivo el contacto con los hermanos, ofreciendo servicios, información y formación a través de los más modernos medios tecnológicos. Y, sobre todo, estamos dando respuesta a las necesidades de tantas familias y colectivos que se ven abocados a situaciones de carestía y penuria.
De nuevo, el riesgo de exclusión social ensancha sus márgenes, abarcando a un mayor número de personas. No voy a entrar en cifras estadísticas que, podemos consultar en páginas especializadas, pero si tenemos que reflexionar que esta situación es el inicio de un periodo de difícil recuperación, donde las hermandades vamos a enfrentarnos a un aumento de las demandas de todo tipo de ayuda y colaboración, desde las más simples como la exención de cuotas y obligaciones hasta las más complejas, buscando apoyos y coberturas a grandes problemas sociales.
Los primeros pasos son firmes y admirables, teniendo que reconocer el gran trabajo que estamos realizando, abordando acciones solidarias sin limitación, priorizando la caridad que nos lleva a reconocer el rostro de Dios en los más necesitados. Pero, la actividad social que estamos efectuando no se agota en los servicios puntuales que estamos atendiendo con motivo de esta crisis. Los problemas a corto y medio plazo pueden proliferar y serán más difíciles de solucionar, por tanto necesitamos un punto de encuentro entre todos, para revisar las acciones que estamos llevando a cabo, conocer cuáles son las necesidades que tenemos que abordar y organizar la respuesta. No se trata de suprimir, ni de cercenar iniciativas, sino de aprovechar todas las buenas obras y orientarlas de manera ordenada hacía donde hacen más falta y resultan más eficaces.
Ninguna hermandad por sí sola va a resolver todos los problemas, y seguro que tampoco ninguna pretende hacerlo, pero si podemos estar coordinados y preparados para llegar allí donde la caridad y la justicia social deben estar presentes, en leal colaboración y de la mano de las instituciones diocesanas e incluso de la administración local. Es la hora de estar unidos, pidiendo fuerzas a nuestro Señor para hacer presente el evangelio a través de la palabra de Dios, la formación de los hermanos y la caridad fraterna.

José Antonio Romero Pérez.

Hermano Mayor de la Hiniesta.
Presidente Fundación Benéfico Asistencial del Casco Antiguo.




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