Solo veo ya el azul del cielo y el blanco de la luz, de esa luz cegadora que entra por las puertas del cielo que son las puertas de San Julián. Puedo sentir ya la emoción, puedo oler ya a San Julián, puedo ver al hermano y echar en falta al que no está con nosotros. Puedo sentir la capa sobre los hombros y el esparto ceñirse en las cinturas. Puedo comprobar la austeridad de las sandalias sobre el suelo de San Julián.
Cuando en siete días se produzca, un año más el milagro de la salida de nuestro Cristo, la querida Agrupación Musical “Santa María Magdalena” de Arahal entonará veinticinco años después la marcha “Cristo de San Julián”, banderín enhiesto al cielo de Sevilla y con la emoción contenida de todos los músicos. Es realmente un rito que se ha hecho tradición. Son muchos los momentos que nos recordarán que estamos en Domingo de Ramos, pero sólo uno nos estremece y es el sonido seco del martillo en el paso de Cristo, para que suene la melodía celestial que es “Hiniesta” de Peralto. A poco que cerréis los ojos, ya podéis sentir entre los vetustos muros de San Julián como retumban los primeros compases de la marcha. Ya no hay más espera, estamos a siete días para la Gloria. La Virgen de la Hiniesta saldrá por su barrio para dar consuelo a sus muchos devotos y veremos la alegría en los rostros, la emoción en los ojos y el temblor del alma de muchos que no pueden más que agradecerle tantas y tantas cosas. Un año más y son bastantes años, el vecino de San Julián se emocionará porque sus devociones más íntimas recorren el viejo arrabal, y sonará “Pasan los campanilleros” y la frontera del barrio de San Julián, que es la plaza de Pumarejo despedirá a la Virgen de sus amores, la Virgen con nombre de flor, de flor humilde pero igualmente bella y hermosa.
Y recorreremos un año más las calles, plazas, rincones de la ciudad para anunciar que Jesús ha muerto en una Buena Muerte, que el perdón se produjo ante Santa María Magdalena y que el dolor desconsolado de una Madre, va dentro de un palacio azul y plata. Llegaremos a la Santa Iglesia Catedral, fin último de la estación de penitencia y el cansancio empezará a invadir los cuerpos, aunque es tan grande la ilusión que sacaremos fuerza para regresar a San Julián. El manto de la noche recubre el cielo de Sevilla y la cera iluminará el camino por el que el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Hiniesta discurrirán. Ya en nuestro barrio, querremos hacer eternos los minutos para que el sueño no termine, pero la belleza de los sueños está en que son efímeros y en que tienen su justa medida. Son siete días siete, que diría un castizo taurino, para llegar a la Gloria para sentir en un mismo corazón un clamor que sale debajo de las trabajaderas para arengar y darse ánimos. En el esfuerzo de una chicotá por las viejas calles de San Julián oiremos ¡Viva la Virgen de la Hiniesta!
1 comentario:
Ya está ahí, ese día gande donde la Hermandad se vuelve Cofradía, para deleite de los todos.
Este año intentaré disfrutarlo de otro modo, después de 25 años acompañando a la Reina de San Julián con hábito nazareno, pero lo importante no es el hábito, lo importante es estar con Ella y disfurtar. Todo el año Ella nos escuhca las penas, el domingo de Ramos es un regalo mutuo, Ella nos deja subrinos al cielo por un día y nosotros la mostramos a todos para que disfruten el tersoro que tenemos todo el año.
Que Dios nos de la oportunidad de disfurtar el próximo Domingo de Ramos y a todos, os deseo de corazón una BUENA ESTACIÓN !!!!
Un abrazo.
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