Con el Domingo de Resurrección comienza los cincuenta días del tiempo pascual que concluye en Pentecostés. La Octava de Pascua se trata de la primera semana de la Cincuentena; se
considera como si fuera un solo día, es decir, el júbilo del Domingo de
Pascua se prolonga ocho días seguidos.
Las lecturas evangélicas se centran en los relatos de las apariciones del Resucitado, la experiencia que los apóstoles tuvieron de Cristo Resucitado y que nos transmiten fielmente. En la primera lectura iremos leyendo de modo continuo las páginas de los Hechos de los Apóstoles.
Las lecturas evangélicas se centran en los relatos de las apariciones del Resucitado, la experiencia que los apóstoles tuvieron de Cristo Resucitado y que nos transmiten fielmente. En la primera lectura iremos leyendo de modo continuo las páginas de los Hechos de los Apóstoles.
Cirio Pascual
Cirio Pascual |
El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos.
Al Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando las cinco llagas santas u gloriosas del Señor en la Cruz.
En la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cristo: " Luz de cristo. Demos gracias a Dios ", mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el cirio en la columna o candelabro que va a ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual.
Además del simbolismo de la luz, el Cirio Pascual tiene también el de la ofrenda, como cera que se gesta en honor de Dios, esparciendo su Luz: " acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios... Te rogamos que este Cirio, consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche ".
El Cirio Pascual estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena pascual, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de Pentecostés.
Una vez concluido el tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve dignamente en el bautisterio. El Cirio Pascual también se usa durante los bautizos y en las exequias, es decir al principio y el término de la vida temporal, para simbolizar que un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a Luz de la vida eterna.
Como corresponde a este momento
de Pascua de Resurrección se relatan en las lecturas evangélicas pasajes sobre
apariciones de Cristo Resucitado, así hoy Miércoles de la Octava de Pascua se
cuenta el pasaje en el camino de Emaús del evangelio de San Lucas 24,13-35:
Dos de
los discípulos que se dirigían
aquel mismo día a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén iban
hablando de todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían,
Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar a su lado. Pero, aunque le
veían, algo les impedía reconocerle. Jesús les preguntó:
–¿De
qué venís hablando por el camino?
Se
detuvieron tristes, y uno de ellos llamado Cleofás contestó:
–Seguramente
tú eres el único que, habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha
sucedido estos días.
Les
preguntó:
–¿Qué
ha sucedido?
Le
dijeron:
–Lo
de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras
delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y
nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo
crucificaran. Nosotros teníamos la esperanza de que él fuese el libertador
de la nación de Israel, pero ya han pasado tres días desde entonces. Sin
embargo, algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues
fueron de madrugada al sepulcro y no encontraron el cuerpo; y volvieron a
casa contando que unos ángeles se les habían aparecido y les habían dicho que
Jesús está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro
y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero no vieron a Jesús.
Jesús
les dijo entonces:
–¡Qué
faltos de comprensión sois y cuánto os cuesta creer todo lo que dijeron los
profetas! ¿Acaso no tenía que
sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?
Luego
se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él,
comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los
profetas.
Al
llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante; pero
ellos le obligaron a quedarse, diciendo:
–Quédate
con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo de noche.
Entró,
pues, Jesús, y se quedó con ellos. Cuando estaban sentados a la mesa, tomó
en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En
ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Se dijeron
el uno al otro:
–¿No
es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando por
el camino y nos explicaba las Escrituras?
–Verdaderamente
ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
Entonces
ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a
Jesús al partir el pan.
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