Cristo de la Buena Muerte |
La celebración del quinario ha sido
habitual en la historia reciente de la hermandad, así, aunque en el primer tercio
del siglo XX empezaron a distinguirse los cultos en honor del Cristo de la
Buena Muerte y en honor de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, con el quinario y
el septenario, respectivamente, en muchas ocasiones, por razones económicas u
organizativas se reducirían a favor del quinario, donde se incluía a la imagen
mariana de la Virgen de la Hiniesta y a la Magdalena a partir de 1946 con la
reapertura de San Julián. Habitualmente este quinario se realizaba en plena cuaresma, en la antepenúltima semana antes
del Domingo de Ramos y el día de la misa de comunión general, por la noche se
solía realizar con más o menos regularidad, según las posibilidades de la
hermandad, un devoto vía crucis con
el Santísimo Cristo de la Buena Muerte. No será hasta el año 1963, cuando
quedan perfectamente diferenciados los cultos del Cristo de la Buena Muerte y
la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, concretándose que se realice un piadoso vía
crucis, ya de forma continuada y estable, si bien se mantiene en el tiempo
cuaresmal, hasta que en 1966 se trasladan los cultos del Cristo de la Buena
Muerte a la última semana de enero, tal y como se conservan en la actualidad,
por tanto cumplimos este 2017 cincuenta y un años de su establecimiento.
El recorrido de este vía crucis, ya desde
la década de los cincuenta del siglo pasado y sobre todo de la de los sesenta
queda perfectamente definido por las calles de la feligresía de San Julián, confiriéndole
una personalidad y un encanto por las calles del barrio y por sus iglesias y
conventos como Santa Paula, Santa Isabel o la capilla de la Hermandad de los
Servitas. La parihuela del vía
crucis fue realizada gracias a la aportación de las maderas en 1964 por nuestro
hermano Juan García y García.
Por lo
que respecta al besapies al Cristo de la
Buena Muerte sabemos que en la década de los cincuenta se realizaba el día
siguiente a la celebración de la misa de comunión general y el vía crucis, exponiéndose
a la veneración de los fieles durante la mañana y posteriormente se trasladaba
al paso procesional para realizar la estación de penitencia. En las reglas de
1967 aparece este culto junto a la misa de comunión general ya en la última
semana del mes de enero.
Nuestras
Reglas actuales que se aprobaron en cabildo general extraordinario de 15 de
febrero de 2004, recogen en el título de la hermandad al Santísimo Cristo de la
Buena Muerte, así mismo dice en su Regla 5, sobre las imágenes que “para
constante e indeleble recuerdo de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, una
imagen, representando al divino maestro en la cruz, en el sublime momento de su
Buena Muerte redentora…son objeto, así mismo, de veneración y culto”. Por
lo que respecta a su culto del mes de enero, queda definido en la Regla 27, de
los cultos anuales, en su apartado a) que “para honrar al Santísimo Cristo
de la Buena Muerte, se celebrará un Solemne Quinario durante el mes de enero,
que finalizará con la Función Solemne y Besapiés de la Sagrada Imagen. Si las
circunstancias lo permiten, deberá celebrarse devoto Vía-Crucis con la Sagrada
Imagen por las calles de la feligresía.”. La Regla 28 especifica que el
último día del quinario, se terminará el culto con procesión claustral del
Santísimo Sacramento por las naves del templo.
Aspectos
artísticos
La
actual imagen Cristo de la Buena Muerte fue realizada en 1938 por Antonio
Castillo Lastrucci y tiene la cabeza, vencida hacia el lado derecho, presenta
corona de espinas tallada, añadiéndosele potencias de orfebrería. El rostro
responde al modelo ideal de belleza masculina que Castillo va a aplicar a todas
sus imágenes cristíferas. La dulce y serena concepción de la cabeza en general,
y del rostro en particular, justifica la advocación de la Buena Muerte de
Cristo. El sudario se anuda en la cadera derecha y deja al descubierto ese
costado. Tres clavos lo fijan a la cruz, que es cilíndrica y arbórea,
presentando en la parte superior el “titulus” con la razón de su condena
escrita en hebreo, griego y latín. La cruz original, que se encontraba afectada
por xilófagos, fue sustituida por una réplica en 1991 realizada por José Pérez Delgado, que repondría en
2006 algunas espinas de la corona.
La
imagen, que tuvo un costo de 3.500 pesetas, fue bendecida el 3 de abril de 1938 por el vicario Jerónimo
Armario y Rosado en la iglesia de San Luis de los Franceses, donde se
encontraba establecida la hermandad después de los incendios de San Julián y San
Marcos. Salió por primera vez el Domingo de Ramos de aquel año desde la iglesia
de Nuestra Señora de Consolación (los Terceros), yendo solo en el paso, ya que
la imagen de la Magdalena no se incorporaría hasta 1944. La imagen mide 1,76
metros y está realizada en madera de cedro policromada.
La
imagen fue restaurada entre abril de 2014 y enero de 2015 fue restaurada
por Pedro Manzano Beltrán actuando sobre pérdida de soporte y limpieza y
reintegración de policromía en zonas concretas, así como el arreglo de fisuras
y roturas en distintas zonas del cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario