Tal día como hoy, 9 de
septiembre de 1945, fue bendecida la actual imagen de la Virgen de la Hiniesta
Gloriosa. En el incendio del 8 de abril de 1932 desaparece calcinada la
primitiva imagen de orígenes legendarios que llegó a la parroquia de San Julián
en 1380. Desaparece por tanto una de las imágenes marianas más antiguas de
nuestra ciudad y de mayor devoción entre el pueblo. Desde ese mismo instante la
Hermandad de la Hiniesta, lejos de caer en el desánimo empezó a trabajar en
reconstruir su patrimonio material, así en septiembre de 1937 se bendice la
nueva imagen de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa y en abril de 1938 se bendice
la nueva imagen del Cristo de la Buena Muerte, quedando pendiente la advocación
letífica que finalmente se bendijo tal día como hoy en la iglesia de San Luis de los Franceses.
Para este acontecimiento la
hermandad tuvo a bien realizar una convocatoria
de cultos realmente novedosa al fabricarse en tela y su contenido se
escribe con tinta azul. Esta convocatoria de cultos se encuentra en el despacho
del Hermano Mayor de nuestra Casa de Hermandad. Se informa en la convocatoria
que la hermandad celebrará sus cultos en la iglesia de San Luis, los días 9, 10
y 11, especificando entre paréntesis que
es provisionalmente, con lo que se aprecia el interés de la hermandad para
volver a su templo fundacional de San Julián. El día 9, a las diez y media de
la mañana se celebró la Función Votiva, recuperándose esta tradición que nació
en 1649 con la asistencia bajo mazas del Excelentísimo Ayuntamiento de Sevilla.
La predicación de la ceremonia religiosa corrió a cargo del Ilmo. Sr. D. José Sebastián y Bandarán, predicador
de la ciudad y capellán real y concelebró la eucaristía el Muy Ilustre Sr. D. Santos Arana Bergareche, párroco de San
Julián, San Marcos y Santa Marina.
Cuentan las crónicas
periodísticas que el predicador “pronunció
un elocuente panegírico” y terminada la misa, la comisión encargada de la
reconstrucción de San Julián, presidida por el señor Filpo Rojas entregó a la hermandad los restos calcinados de la
Virgen de la Hiniesta Gloriosa que custodiaban por deseo del cardenal Ilundáin, arzobispo de Sevilla.
El Hermano Mayor, Eladio García de la
Borbolla recogió los restos de la primitiva imagen, así como el importe de
donativos que habían aportado numerosos sevillanos para la reconstrucción de la
Virgen de la Hiniesta.
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