Antes de que el cristianismo fuera
aniquilado por el Islam en el siglo VIII, la presencia de María era palpable.
Vestigios de ello lo encontramos al descubrirse enterrada en tierras lejanas
una imagen de la Virgen con un epitafio que decía "soy de Sevilla" y
averiguaciones posteriores confirmaron que de San Julián. Era la Hiniesta
Gloriosa, sevillana como ninguna, coronada por sus hijos y con llaves de la
ciudad, por algo es la Alcaldesa, Patrona de un Ayuntamiento que en las mañanas
de Corpus le levanta un Altar.
José Antonio Fajardo Romero.
4 de mayo
de 2002.
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