miércoles, 14 de diciembre de 2011

Desde la lejanía: María del Mar García Romero

María del Mar García Romero, sentimiento azul y plata en el corazón de España

De todos es conocido la gran cantidad de cofrades madrileños que siguen nuestras tradiciones y a nuestras Hermandades, pero cuando es un vecino, en este caso vecina de Sevilla, la que vive en la capital del reino, alejada por algo más de 380 kilómetros de la ciudad que la vio nacer hace 28 años se nos antoja difícil sobrellevar la distancia. A pesar de ello no se hace eco de la sentencia que dice que la distancia es el olvido. María del Mar García Romero es una hermana de la Hiniesta que no olvida nunca sus raíces, a su Cristo y a su Virgen y esa larga fila de nazarenos de color del cielo de un Domingo de Ramos, de un cielo que en sus ojos y en su corazón es azul y es plata, porque así desde pequeña lo aprendió y porque se siente orgullosa de su pertenencia a su Hermandad del alma, a su Hermandad cada Domingo de Ramos.

En un rincón de su casa madrileña

Esta cofrade de la Hiniesta nació en Sevilla y en febrero de 1991 ingresaría en la Hermandad que más le llamó la atención desde muy pequeña, no obstante su entorno vivía en la Avenida de Miraflores y junto al colegio Sor Ángela de la Cruz en la calle Maestro Quiroga, donde residen sus abuelos maternos, muy cerca de San Julián. Sus padres se casaron en San Julián ante la Virgen de la Hiniesta y ante la misma imagen fue bautizada ella. Su primer y más remoto recuerdo de la Semana Santa son los nazarenos azules como dice literalmente de la Hermandad de la Hiniesta. Y desde entonces ella tuvo la ilusión y el deseo de salir alguna vez de nazarena desde San Julián. Su sueño pudo cumplirse a los ocho años cuando ingresa en la Hermandad y junto a sus dos tíos hace la estación de penitencia. A veces los sueños se hacen realidad y María del Mar vio cumplido este deseo que tenía desde muy pequeña. Su vínculo con la Hermandad de la Hiniesta es “por familiaridad, ya que la Hermandad, su Cristo y su Virgen, la iglesia de San Julián y su patrona coronada son como de la familia para mí”.


Los primeros recuerdos de estas primeras salidas procesionales acompañando a sus sagrados titulares los tiene desde la iglesia de Santa Marina, puesto que San Julián estaba cerrado por obras y cuenta con todo sentido de gratitud como su tío Pepe entraba con ella, ya que le daba pánico de perderse entre tanta gente. Recuerda también como un diputado de tramo le regañó un año por llevar zapatos en lugar de las sandalias que exige la vestimenta de nazareno en la Hermandad. Sin poder evitarlo se le saltaron las lágrimas. Fue un momento triste pero que se superaba con la ilusión y el esfuerzo de toda una estación de penitencia hecha con recogimiento y compostura, a pesar del profundo cansancio de la vuelta de la Cofradía, por aquel entonces por la calle Pasaje Mallol. Recuerda María del Mar como lo mejor de esa etapa de su vida era la emoción previa, contarle a sus amigos del colegio que salía de nazarena - “¿en cuál sales? - En la Hiniesta, sale el Domingo de Ramos, es la patrona del Ayuntamiento”. Era emocionante cada esquina, cada calle, cada momento, llegar a la iglesia y ver que era cierto, que ya era Domingo de Ramos y yo estaba allí, entrar en carrera oficial y tantas y tantas cosas. 

 
Leyendo el boletín informativo "Hiniesta"

Han pasado veinte años ininterrumpidos, de constante lealtad a un sentimiento azul y plata, a una devoción y una forma de vivir nuestra Semana Santa, ahora vive en Madrid y termina la especialidad de pediatría. Viene a Sevilla siempre que puede, de visita a la familia, a los amigos y a colaborar en todo lo que puede con el centro Santa Ángela de la Cruz, el único en toda España para personas con sordoceguera. Y como dice ella, también viene a cumplir con sus tradiciones con su Semana Santa. “No he faltado ni una sola y no he dejado de salir con mi Hermandad”. Dice con cierta gracia que menos mal que en Madrid prefieren cogerse libre el puente de mayo, por lo que de momento no ha tenido problemas para venir a Sevilla en Semana Santa, toda la semana, desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección.


Comenta como su tío Pepe, uno de los culpables de su pertenencia a la Hermandad, se encarga de prepararlo todo, la túnica, saca la papeleta de sitio, compra los caramelos... “Y yo me siento afortunada, llego a mi ciudad cuando está más bonita, cuando mejor huele, y voy a San Julián a acompañar a mi Cristo y su Magdalena, todavía me sobrecoge cuando entro el Domingo de Ramos y veo el paso ya preparado, la Magdalena sufriendo por nuestro Señor, y la Virgen de la Hiniesta”. Dice María del Mar que ella sale en el Cristo “pero los acompaño a los dos”.

Vestida con su túnica de Cristo
Sus amigos en Madrid le preguntan, algunos extrañados porqué sale de nazarena y a ninguno deja indiferente que se “enganche tanto” a esta tradición y a esta devoción por su Cristo y su Virgen. Ella alguna vez ha llegado a planteárselo y preguntárselo y la respuesta es tan sencilla como lógica “he salido siempre y lo quiero seguir haciendo. Cada Domingo de Ramos noto la misma emoción de los primeros años y el recorrido que es largo y cansado, se hace maravilloso sabiendo que lo haces para acompañar a tu Cristo y tu Virgen. Les tengo tanto cariño – dice emocionada. Comenta con cierta amargura que si viviera en Sevilla le gustaría estar más vinculada a la Hermandad, pero de momento no es posible. Le alegra así mismo ver como año tras año ve los mismos rostros de hermanos que empezaron esta aventura hace veinte años cuando ella empezó a vestir la túnica nazarena y ya se conocen de tantos años porque van en el mismo tramo. 
 
Como colofón a estos sentimientos expresados por María del Mar, transcribimos literalmente unas entrañables y emocionantes palabras que pudieran ser el mejor epílogo para el pregón del corazón, ese que no se canta, pero que se siente y da vida y esperanza. Dice María del Mar que “para mí la Semana Santa empieza así, mi tío Luis asomado a la terraza mirando como pasan los primeros nazarenos azules, mi abuela terminando de coser el escudo al antifaz y mi tío Pepe ayudándome a vestirme. Al final me voy a San Julián y mis padres, abuelos, tíos y prima se despiden de mi diciendo: Buena estación de penitencia. Y que siga así muchos años”.

Si algún hermano que resida fuera de Sevilla está interesado en formar parte de esta sección, puede ponerse en contacto con la Secretaría de la Hermandad en la siguiente dirección: secretaria@hermandaddelahiniesta.org


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