viernes, 28 de octubre de 2011

Historia sagrada: apóstoles Simón y Judas Tadeo


Continuamos el interesante y didáctico apartado de historia sagrada, deteniéndonos en las figuras de los apóstoles Simón y Judas Tadeo, cuya festividad litúrgica se celebra hoy 28 de octubre.

El apóstol Simón, también llamado el Zelote, es uno de los doce apóstoles. Antes de unirse a Jesús habría pertenecido al grupo de los zelotes, que luchaban contra Roma. Predicó en Egipto, Libia y, posiblemente, en Persia. Habría muerto como mártir en la costa de Mar Negro cerca del Cáucaso, probablemente en el territorio de la actual Abjasia.

San Simón apóstol - José de Ribera
Simón recibe un epíteto que cambia en las cuatro listas: mientras Mateo y Marcos le llaman «cananeo», Lucas le define «Zelote». "Cananeo" muchas veces se interpreta como un gentilicio, indicativo de que Simón era de Canaán, lo que parece raro, considerando que todos los apóstoles habrían sido naturales de esa macro-región (que abarca Galilea, Judea, Samaria, Trasnjordania y Líbano), por lo que difícilmente se podría considerar un rasgo distintivo de Simón o fuente de su apelativo. Por otro lado, "cananeo" podría corresponder una transposición al griego de la palabra hebrea que designa a los zelotes: qanaim.

Los zelotes, como lo habría sido este Simón, eran los miembros una facción religiosa y política, fundada por el año 6 d. C, por Judas el Galileo (a quién en el texto Hechos de los Apóstoles el miembro del sanedrín Gamadiel menciona como un ejemplo de falso mesías). Los zelotes son considerados como el ala más radical e integrista del judaísmo del siglo I. El historiador de fines de ese siglo, Flavio Josefo responsabiliza a su intransigencia nacionalista de la destrucción del segundo templo de Jerusalén por las tropas romanas comandadas por Tito, alrededor del año 70.

Judas Tadeo fue, según diversos textos neotestamentarios (Evangelios, Hechos de los Apóstoles), uno de los discípulos de Jesús de Nazaret, que formaba parte del grupo de «los doce» apóstoles. Se le menciona en los Evangelios como «hermano de Jesús». También se lo llama simplemente «Tadeo», o «Judas de Santiago», aunque la identificación entre «Tadeo» (en los evangelios de Mateo y de Marcos) y «Judas de Santiago» (en el evangelio de Lucas y en los Hechos de los Apóstoles) es discutida por los especialistas. En todos los casos, parece existir la tendencia de acompañar el nombre de «Judas» con alguna especificación, quizá por la preocupación de los escritores de aquellos textos por diferenciar a Judas Tadeo de Judas Iscariote,1 el apóstol a quien se atribuye haber traicionado a Jesús.

El nombre «Judas» es una palabra hebrea que significa alabanzas sean dadas a Dios. «Tadeo», término proveniente del idioma arameo, significa el valiente, hombre de pecho robusto. También se le llamó «Lebbeo», que significa hombre de corazón tierno.

San Judas Tadeo, apóstol
Junto con Simón el Cananeo, Judas Tadeo era uno de los apóstoles considerados como más judaizantes dentro del grupo de «los Doce». Según el evangelio de Juan, fue testigo privilegiado de la Última Cena, durante la cual tuvo una participación activa explícita. La tradición eclesiástica le atribuye la autoría de la epístola de Judas, punto también debatido por los biblistas.

La escasez de datos sobre Judas Tadeo y algunas identificaciones equívocas de su persona se vieron reflejadas en la variedad iconográfica que lo caracteriza. Se lo representó con un mazo, herramienta con la que -según la tradición católica- sufrió martirio (hasta el siglo XIV se lo personificó con frecuencia con alabarda o hacha, e incluso con espada). A menudo sus representaciones portan una imagen de Jesús, a veces con forma de medallón, en el pecho, por su parentesco con el Señor y simbolizando al apóstol que lleva a Cristo en su corazón a los pueblos paganos. También se lo representa con una llama de fuego sobre su cabeza, significando su presencia en Pentecostés y la escritura de uno de los libros canónicos que la tradición eclesiástica tendió a atribuirle. En el simbolismo medieval, se consideró la piedra preciosa «crisopasa» como atributo del apóstol Judas Tadeo.

Hoy en día, la tradición católica lo venera como el santo de las causas difíciles y desesperadas. Su festividad se celebra en la liturgia católica el 28 de octubre, aunque popularmente suele ser recordado el día 28 de cada mes.

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