lunes, 13 de julio de 2020

Nuestra historia

Las reglas de 1671

 Las Constituciones de la Hermandad de Nuestra Señora de la Yniesta fueron aprobadas el 23 de julio de 1671 por el provisor y vicario general Gregorio Bastán y Arostegui, siendo arzobispo Ambrosio Ignacio Spínola y Guzmán. Un texto introductorio recoge el listado de los hermanos que entonces pertenecían a la corporación. La junta de gobierno estaba compuesta por catorce miembros presididos por el hermano mayor, que era don Alonso Ortiz de Zúñiga Ponce y Sandoval, marqués de Valencina. Junto a ellos formaban la nómina cincuenta y dos hermanos de número, entre los que cabría destacar al marqués de Casal, al historiador Diego Ortiz de Zúñiga, al retablista Bernardo Simón de Pineda y al afamado pintor Juan de Valdés Leal.

Del contenido de estas reglas cabría destacar dos estatutos, el 14 y el 24. El primero trata sobre las fiestas que se han de celebrar cada año. La Hermandad se obligó a celebrar las nueve fiestas de la Virgen con igual devoción y afecto, pero no con igual pompa que la de septiembre, cuya celebración era antiguo instituto de la corporación. Después de la de septiembre, se celebraría, con la mayor demostración que se pudiere, la de la Inmaculada Concepción.

El estatuto 24 se refiere a cómo se ha de ejecutar la estación de penitencia en las ocasiones que se pudiere hacer. En él se aclara que la estación de penitencia el Miércoles Santo era instituto propio de la Hermandad y que se había ejecutado siempre con mucho lucimiento, hasta que seis o siete años antes se había suspendido por falta tanto de algunas prendas precisas como del dinero necesario. Pero se subraya que si en algún tiempo hubiese caudal con que financiar ambos institutos, es decir, la fiesta de septiembre y la estación de penitencia, esta segunda se recuperaría, con la prohibición expresa de pedir limosna por las calles para tal fin, pues la estación de penitencia debía ser sufragada por los propios hermanos.

Las reglas de 1671 sirvieron para salvar a la Hermandad de su desaparición. Ante la falta de hermanos y la imposibilidad de hacer frente a dos celebraciones importantes, como eran la fiesta de septiembre y la estación de penitencia, se quiso garantizar la pervivencia de la primera, posponiendo la salida en Semana Santa a un momento de bonanza económica. Lo cierto es que la estación de penitencia, aunque no quedó abolida en estos estatutos, no se volvió a celebrar hasta la refundación de la Hermandad a finales del siglo XIX, de manera que la Hiniesta quedó convertida en la práctica en corporación de gloria a partir de 1671.

 

Francisco S. Ros González

Teniente Hermano Mayor

Profesor Departamento Historia del Arte

Universidad de Sevilla

 


Pie de foto: Portada de las Constituciones de la Hermandad de Nuestra Señora de la Yniesta, impresas en 1671.

 


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