miércoles, 2 de noviembre de 2016

Resumen de las cartas pastorales del mes de octubre

El mes de octubre finaliza con cuatro nuevas cartas pastorales escritas por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Juan José Asenjo Pelegrina, arzobispo de Sevilla con temáticas diferentes. La primera de las cartas que escribió en octubre llevaba el título “Los otros nueve, ¿dónde están?”. En este escrito nuestro pastor diocesano hace referencia al episodio de las curaciones de leprosos que refleja el evangelio, como última etapa de la vida pública de Jesús y cómo tan sólo uno de los diez que había curado volverá a agradecerlo a Jesús. El evangelio nos dice que no basta la compasión, “la generosidad con los pobres, la disponibilidad para compartir nuestros bienes y brindar consuelo y esperanza a los que sufren, es algo exigido por nuestra común filiación: todos somos hijos de Dios y, en consecuencia, hermanos”.

Tenemos que luchar contra el pecado y contra el oscurecimiento de los valores morales, que es uno de los dramas más grandes de nuestro tiempo para que no ocurra lo mismo que narra el evangelio. En el evangelio, Jesús contrapone la actitud de los nueve leprosos judíos, que se olvidan de darle gracias por su curación, y la actitud del samaritano, que "volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús dándole gracias". Si quiere leer íntegramente esta carta pastoral puede encontrarla pulsando aquí.

Ya en el mes de septiembre Monseñor Asenjo Pelegrina hacía referencia al Beato Manuel González, en vísperas de su canonización y en esta ocasión la segunda carta pastoral de octubre llevaba el título de “Orantes como San Manuel González”. En la misma se alegra por la canonización de este santo sevillano e incide en el valor de la oración, pues San Manuel González era un gran hombre de oración, viniendo a colación del evangelio de San Lucas que dice que hay “que orar siempre sin desanimarse”. El primer orante fue Jesús y lo refleja en varios pasajes de su vida. Recuerda también como Santa Teresa de Jesús decía que orar no es otra cosa "sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama". Y en el Camino de perfección, 4,5, añade que "sin este cimiento fuerte [de la oración] todo edificio va falso". Así es en realidad. La oración diaria nos refresca, nos reconstruye por dentro y facilita grandemente el cumplimiento de nuestras tareas y deberes.

Finaliza esta carta diciendo que “los cristianos, clérigos, laicos y consagrados, debemos ser hombres y mujeres de oración, convencidos de que el tiempo dedicado al encuentro íntimo con el Señor es siempre el mejor empleado, porque, además de ayudarnos en el plano personal, nos ayuda también en nuestro trabajo apostólico”. Si quiere leer íntegramente esta carta pastoral puede encontrarla pulsando aquí.

La tercera carta pastoral coincidía con celebración del DOMUND, las jornadas mundiales sobre las misiones. Recordaba que en estos últimos días para la finalización del Jubileo del Año de la Misericoridia, “la misericordia de Dios tiene como primeros destinatarios a los más frágiles, a los pequeños, los descartados y oprimidos”. Hoy son muchos los hombres y mujeres de toda edad y condición, que como Abraham, han escuchado la voz de Dios que les ha dicho Sal de tu tierra, y que en la misión ad gentes son testigos del amor de misericordia. Se invitaba a todos laicos y seglares a participar, a colaborar con esta importante iniciativa del DOMUND que cumple noventa años desde su instauración en 1926 por Su Santidad el Papa Pío XI. Si quiere leer íntegramente esta carta pastoral puede encontrarla pulsando aquí.

La última de las cartas pastorales de este mes de octubre llevaba por título “Jesús y las riquezas” y en ella hace referencia al evangelio propio del domingo, el encuentro de Jesús con Zaqueo, jefe de los publicanos y rico. Y se explica como el evangelio relata que Jesús se hospeda en su casa, en casa del pecador y despreciado Zaqueo, por lo que se resalta la predilección de Jesucristo por los desfavorecidos, por los abandonados, enfermos y rechazados. “No es la riqueza en sí lo que Jesús condena, sino el uso inicuo de ella. Los ricos no están condenados de antemano por el hecho de serlo, si no ponen el corazón en las riquezas, convirtiéndolas en ídolos, si comparten sus bienes con los pobres, si tienen muy en cuenta la dimensión social de la riqueza, si honradamente la crean para otros. Zaqueo es la prueba de ello”. Si quiere leer íntegramente esta carta pastoral puede encontrarla pulsando aquí.





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