Hoy domingo 13
de noviembre, coincidiendo con la clausura diocesana del Año Jubilar de la
Misericordia ha quedado aprobado y dado a conocer a todos los fieles de la
Archidiócesis de Sevilla el documento titulado “Orientaciones pastorales diocesanas. 2016 – 2021. Siempre adelante.
Porque Dios nos espera, porque el hermano nos espera”. Este documento
que fue anunciado a finales del mes de agosto en la carta pastoral “¡Poneos en camino!”, por nuestro
arzobispo viene a completar las directrices para del próximo lustro para todas
las instituciones eclesiales de Sevilla y sus fieles. También ha salido para su
promulgación el Plan pastoral del curso 2016/2017 que es complementario
del anterior documento de las orientaciones pastorales. A partir del próximo
miércoles iremos profundizando en los contenidos del Plan Pastoral de 2016/2017
y de las Orientaciones Pastorales Diocesanas: 2016 – 2017.
Si quiere
consultar el documento íntegro del Plan Pastoral de 2016/2017, puede hacerlo en
el siguiente enlace.
Si quiere
consultar el documento íntegro de las Orientaciones Pastorales Diocesanas: 2016
-2021, puede hacerlo en el siguiente enlace.
Concluimos
esta primera información sobre los documentos remitidos por el Arzobispado de
Sevilla con la oración que el obispo San Manuel González, recientemente subido a los altares y modelo de pastor
bueno e intercesor para nuestra iglesia particular, dirigió a la Virgen María,
aliada irrenunciable en nuestros esfuerzos por difundir a nuestro alrededor la
alegre noticia del Evangelio de Jesucristo.
Madre, que no nos
cansemos
¡Madre
Inmaculada! ¡Qué no nos cansemos!
¡Madre nuestra!
¡Una petición! ¡Que no nos cansemos!
Si, aunque el
desaliento por el poco fruto o por la ingratitud
nos asalte,
aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor
del enemigo nos
persiga y nos calumnie, aunque nos falten
el dinero y los
auxilios humanos, aunque vinieran al suelo
nuestras obras y
tuviéramos que empezar de nuevo…
¡Madre
querida!... ¡Que no nos cansemos!
Firmes,
decididos, alentados, sonrientes siempre, con los
ojos de la cara
fijos en el prójimo y en sus necesidades,
para
socorrerlos, y con los ojos del alma fijos en el Corazón
de Jesús que
está en el Sagrario, ocupemos nuestro puesto,
el que a cada
uno nos ha señalado Dios.
¡Nada de volver
la cara atrás!, ¡Nada de cruzarse de brazos!,
¡Nada de
estériles lamentos! Mientras nos quede una gota
de sangre que
derramar, unas monedas que repartir, un
poco de energía
que gastar, una palabra que decir, un
aliento de
nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras
manos o en
nuestros pies, que puedan servir para dar
gloria a Él y a
Ti y para hacer un poco de bien a nuestros
hermanos… ¡Madre
mía, por última vez!
¡Morir antes que cansarnos!
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