Hoy celebra la Iglesia Católica la festividad de Pentecostés,
que pone término al periodo pascual. Pentecostés se celebra cincuenta días después de la Pascua y conmemora
la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles de Jesucristo, que marca el
nacimiento de la Iglesia.
El Nuevo Testamento relata el descenso del Espíritu Santo
durante una reunión de los Apóstoles en Jerusalén (Hechos de los Apóstoles,
II), acontecimiento que marcaría el nacimiento de la Iglesia cristiana y la propagación de la fe
de Cristo.
En Andalucía, la fiesta de Pentecostés viene marcada por la
devoción a Virgen del Rocío, cuya romería de carácter universal se celebra en
esta fecha. El nombre de Rocío se inspira en la liturgia de la Misa de
Pentecostés, que en la oración de post-comunión, compara la acción del Espíritu
Santo con la fecundidad del Rocío: “Sancti Spiritus, Domine, corda nostra
mudet infusio, et sui rori intima aspersione foecundent” (Que tu Espíritu Santo, Señor, descienda
sobre nosotros, purifique nuestros corazones y, con el suave rocío de tu
venida, los haga fecundos). En esta oración, la comparación entre el rocío
(rori) y el Espíritu Santo, está llena de contenido teológico y bíblico.
Se invoca a la Virgen
del Rocío con el título de BLANCA PALOMA, en alusión a la descripción que evangelio
de San Mateo (3:16, “Y Jesús, después que
fue bautizado, subió inmediatamente del agua; y he aquí, los cielos le
fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y
se posaba sobre él”) se realiza del Espíritu Santo durante el bautismo de
Cristo.
Desde estas líneas felicitamos a todas las hermanas y devotas de la Hiniesta, que llevan por nombre Rocío.
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