MARÍA MADRE DE LA IGLESIA
Después de la muerte de Jesucristo, los Apóstoles se
perdieron, -como nos perdemos nosotros muchas veces- nadie quería correr riesgos, y fue necesaria
la presencia de la Santísima Virgen María para poder volverlos a reunir. Era
necesario cumplir con las Palabras de Jesús hechas a San Juan desde la cruz,
"Hijo Hay tienes a tu Madre".
Estas palabras señalando a la Santísima Virgen María, la misma
que con su intervención en las Bodas de Cana, con su palabra hecha oración
"haced lo que él os diga" hizo posible que los amigos de Jesús,
entendieran y comprendieran la grandeza del Hijo de Dios, que desde ese mismo
instante creyeron y aumentaron su fe en Él, fue el inicio de la creación de la
Iglesia que Jesús había comunicado.
Y, fue la Santísima Virgen María, a la que nosotros veneramos
en su advocación de Hiniesta, la que volvió a reunir a los discípulos de Jesús,
sus Apóstoles para que conocieran lo que era un hecho anunciado: la
Resurrección de su Hijo y para acogerlos a todos ellos como hijos suyos,
cumpliendo así con la voluntad de Jesucristo.
Es un tiempo nuevo para conocer al Santísimo Cristo de la
Buena Muerte, para creer y encontrarnos con
él como nos indica Santa Teresa de Jesús "Quien nos quita de estar
con él después de resucitado, pues tan cerca le tenemos en el Sacramento, donde
ya está glorificado" (Libro de la vida, 2,6).
Pero no se te olvide que junto a Él, en el mismo sagrario esta Ella, la Madre de Dios
"Abogada Nuestra" la llamamos para que interceda por nosotros en los
caminos de nuestra vida, mírala y déjate ver por Ella, siempre la tendrás en tu
corazón y nunca te olvidará.
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