San José de la parroquia de San Julián |
A San José Dios le encomendó la inmensa
responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la
Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Santísima
Virgen María. Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45;
6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55). No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en
el vientre virginal de la Santísima Virgen María por obra del Espíritu Santo y
es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a él como un buen hijo
ante su padre.
No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos
sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del
bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue
"santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de
Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.Las principales fuentes de información sobre la vida
de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son
al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la
Revelación.
San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob;
según San Lucas (3:23), su padre era Heli. Probablemente nació en Belén,
la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de
los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.
Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un
"tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San
Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la
tradición ha aceptado esta interpretación.
Si el matrimonio de San José con La Santísima Virgen
ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La
mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la
Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José. Santo Tomás
observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.
Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y
San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María.
Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos
nosotros.
La literatura apócrifa, (especialmente el
"Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el
"Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de
San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San
José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las
Sagradas Escrituras y no son confiables.
Amor virginal
Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un
viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Santísima Virgen María
quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San
Jerónimo las llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas
representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás
responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos.
Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de
Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron
corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un
ejemplo para todo matrimonio. Nos enseña que el fundamento de la unión
conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos,
la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de
Dios. San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por
razón de su privilegiada misión en relación a Jesús. La virginidad, como
donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar
el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en
aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que
recibían de Dios.
El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo,
según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el
estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons.
Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii,
45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).
Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso
embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo
exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse
cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:
"Su marido José, como era justo y no quería
ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado,
cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de
David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es
del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le
había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).
Unos meses más tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7). En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cuál sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y más tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).
Unos meses más tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7). En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cuál sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y más tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).
Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes
el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño.
San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate,
toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo
te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo
2:13. San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le
había confiado.
San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.
San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.
Una vez más por medio del ángel del Señor, supo de la
muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y
ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la
vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró
en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea
en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se
retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.
Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret.
Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida"
de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2,
42-51). San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta
encontrarlo en el Templo. Dios quiso que este santo varón nos diera
ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de
carpintería.
Lo más probable es que San José haya muerto antes del
comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de
Canaá ni se habla más de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al
pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da
también a entender que ya San José estaba muerto.
La devoción a San José se fundamenta en que este hombre
"justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y
hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros
siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás
se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero,
así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre
otros), ya nos hablan de San José. Según San Callistus, esta devoción
comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la
gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio
dedicado a nuestro santo.
En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San
José aparecen en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129
aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada. Algunos santos del
siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se
destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida
de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17),
"La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo
fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica
de ofrecerle pleno culto a San José".
En el siglo XV, merecen particular mención como
devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m.
1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429). Finalmente,
durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el
calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido
creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de
obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en
1726.
Los franciscanos fueron los primeros en tener la
fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una
gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en
1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato
en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo
el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante
el siglo XIX. El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un
gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y
en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia
Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este
últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.
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