Nuestra Hermandad trabaja todo el año en diversas actividades que le marcan sus Reglas, y prepara con especial cuidado y esmero la salida procesional para realizar Estación de Penitencia a la Santa Catedral, así en el ciclo anual, hay una serie de acontecimientos simbólicos que nos muestran la inmediatez de la llegada de una nueva Semana Mayor. Tradicionalmente el Miércoles de Ceniza, cuando el sacerdote nos recuerda lo efímero de nuestra existencia y nos marca con el símbolo de la cruz, es el momento en que los hermanos de la Hiniesta empezamos a contar con velocidad vertiginosa que acabará en el soñado Domingo de Ramos.
Los preparativos de cultos anuales, de limpieza de enseres, de reuniones y otros actos, siempre han sido un motivo atractivo para los cofrades, que veían como la ciudad se trasformaba para su fiesta mayor, para honrar a unas devociones que desde pequeño sentimos como nuestras y que durante toda la vida permanecen con nosotros. Las vísperas nunca podemos perderlas, pues son fuente de conocimiento, de convivencia y de preparación para realizar la Estación de Penitencia. Son momentos que renuevan el rito, que nos avisan y nos reconfortan.
¡Benditas vísperas las que estamos disfrutando en estos momentos, benditos augurios de la Pasión! Detrás de un concierto, de una conferencia, de una exposición o de un septenario, hay todo un pregón, un anuncio de lo que ha de ocurrir un año más. Los tiempos previos tienen esa emoción contenida que eclosionará en la Semana que de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, recoge la heterogeneidad de los sentimientos. No dejéis de aprovechar estos momentos que ya se nos están yendo. La belleza efímera de las vísperas, siempre proporcionada y justa en sus características, nos regala vivencias que no olvidaremos jamás.
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