martes, 1 de febrero de 2011

Crónica de los cultos del Cristo de la Buena Muerte


Con gran solemnidad se desarrollaron los
cultos en honor del Santísimo Cristo de la Buena Muerte durante la última semana del mes de enero, como es tradicional desde 1966. Durante los días del Quinario un nutrido número de hermanos y devotos, asistieron a las distintas eucaristías y a las homilías del Rvdo. P. D. Diego Muñoz Fernández, S.J., que nos sorprendió con su carácter cercano y su vehemencia en transmitirnos la doctrina cristiana de una forma peculiar y amena, regalando a los fieles folletos con explicaciones del catecismo e incluso algún libro para la lectura personal. El segundo y cuarto día del Quinario, antes del ofertorio de la Santa Misa, tuvieron lugar las ceremonias de recibimiento y jura de Reglas para los nuevos hermanos, así como la renovación del voto para aquellos que cumplen 16 años, tal y como dictan nuestras Reglas, siendo también muy nutrida la asistencia de hermanos y familiares que quisieron acompañar en este importante acto a los nuevos hermanos. El último día del Quinario, el culto finalizó con procesión claustral con Su Divina Majestad y solemne bendición sacramental, acompañándonos el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, nuestro hermano Adolfo Arenas Castillo y la delegada de sacramentales de la misma institución, nuestra hermana María Milagros Ciudad Suárez. Los días del Quinario las intenciones se aplicaron por nuestros hermanos Manuel Villegas, Alfonso Casellas, Rafael Ariza y Rafael Carbonell, así como por nuestro querido José Pérez Delgado.
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No podemos dejar de reseñar la alta calidad interpretativa de nuestra Coral Polifónica “Virgen de la Hiniesta”, que alternó sus actuaciones con las del cuarteto de cuerda Alius, los días del Quinario y en la Función que cerraba los cultos al Cristo de la Buena Muerte, lo hicieron conjuntamente. Piezas como “Por la Vía Dolorosa”, “Lacrimosa”, etc., nos elevaron el espíritu mientras reflexionábamos sobre los misterios de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, que lucía imponente en su altar de cultos, presidiendo la iglesia parroquial de San Julián. El gran dosel burdeos de cultos enmarcaba la sagrada efigie del Cristo de la Buena Muerte, que se exornaba con cera color tiniebla en blandones dorados y profusión de flores en centros de claveles rojos, lirios morados y gladiolos rojos, sobre columnas, cedidas generosamente por las queridas Hermandades de la Soledad de San Lorenzo y de la Esperanza Macarena, a las que agradecemos este gesto de fraternidad. En el plan de altar, seis guardabrisones del paso de Cristo componían un hermoso conjunto, destacando la composición hecha por nuestros priostes de dos de ellos, aprovechando como peana el basamento de los candelabros laterales del paso procesional de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada. En el manifestador, se situó una hermosa imagen de San Francisco de Asís, cedida por nuestro hermano Israel Redondo, escultor e imaginero. Recordamos que la Hermandad de la Hiniesta tiene Carta de Hermandad franciscana desde comienzos de la década de los cuarenta del siglo XX. En los lampadarios de forja sobre fondo de cortinajes rojos, las credencias doradas sostenían jarras de claveles rojos salpicados por lirios morados, características variedades florales que decoran el paso procesional del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, desde la década de los setenta del siglo pasado, y algunos candeleros con cera tiniebla.




El sábado 29 de enero el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, realizaba su primer culto externo del año, el Vía Crucis por las calles de la feligresía de San Julián. Un expectante y respetuoso público acompañó durante todo su recorrido a nuestro titular. Se leyeron las catorce estaciones por las distintas calles y en los conventos de Santa Paula, Santa Isabel y San Cayetano, así como en la capilla de la Real Hermandad Servita y en la parroquia de San Marcos y en la de San Julián. Durante el recorrido se nos hizo entrega de varios ramos de flores. El Cristo de la Buena Muerte sobre la parihuela de Vía Crucis, descansaba en el paño mortuorio negro con los símbolos heráldicos de la cruz y el corazón llameante traspasado por siete espadas. El exorno floral lo componían claveles rojos. También quisieron acompañarnos en este entrañable culto de la Hermandad el presidente y la delegada de sacramentales del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, así como el Hermano Mayor de la querida Hermandad de los Gitanos. A la finalización del ejercicio del Santo Vía Crucis se procedió a colocar al Cristo de la Buena Muerte en su lugar para la Función y Besapies del día siguiente.



En una luminosa y fría mañana del 30 de enero, celebramos la Solemne Función en honor del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que predicó nuestro párroco y director espiritual, Rvdo. Sr. D. Juan Manuel Cazorla Baena. Nos acompañaron diversas representaciones de Hermandades, sentándose con nuestro Hermano Mayor, Francisco Granados Gómez, el representante de la Hermandad del Rosario de San Julián y el Hermano Mayor de la Hermandad de la Resurrección, como entidades parroquiales vinculadas con la nuestra. También estuvieron presentes las comunidades de religiosas de los Conventos de San Cayetano y Santa Isabel y del Beaterio de la Santísima Trinidad. Muy cuidada y acertada, fue la selección musical con la que nos deleitó nuestra Coral Polifónica “Virgen de la Hiniesta”, interpretando piezas de Luis Pedro Bedmar Estrada, Pedro Braña Martínez y Wolfgang Amadeus Mozart, con acompañamiento de instrumentos de cuerda y órgano.




El Santísimo Cristo de la Buena Muerte aparecía en el presbiterio bajo, ante la mesa de altar y flanqueado por dos columnas doradas con forma de estípite, sobre las que aparecían sendas jarras de plata con claveles rojos. Al fondo se continuaba el esquema establecido para el Quinario con centros de claveles, lirios y gladiolos. A la finalización del la Santa Misa, el Cristo de la Buena Muerte, quedó expuesto a la veneración de los fieles en Besapies, hasta las 20:00 horas en que se rezó el Santo Rosario y se dio por finalizado el culto. La Santísima Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada, quedó situada tras el banco de la Junta de Gobierno y la Virgen de la Hiniesta Dolorosa lucía saya blanca bordada en oro por José Ramón Paleteiro y manto burdeos bordado en oro por José Guillermo Carrasquilla Perea. Resultaba llamativo el tocado a modo de bullones, que creara nuestro recordado Antonio Fernández (q.e.p.d.) para la Virgen de la Hiniesta. Sobre sus benditas sienes la corona de plata que realizara nuestro hermano Fernando Marmolejo Camargo. El día del Vía Crucis y de la Función y Besapies, la Dolorosa lucía la corona de plata sobredorada que utiliza en la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, en la tarde del Domingo de Ramos.






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