La vieja Casa de Hermandad tenía grandes carencias de equipamiento y conservación de enseres convenientemente, por lo que el 12 de junio de 2003, la Junta de Gobierno presidida por nuestro hermano D. Adolfo Arenas Castillo, convoca un Cabildo General Extraordinario con el único punto del orden del día siguiente: Proyecto sobre edificación en patio de recreo de la Casa de Hermandad, su ejecución si procede. Presupuesto, condiciones, documentación, trámites y exigencias para dicha obra. Con esta convocatoria se propone a la Hermandad un ansiado sueño como es el de la ampliación de las obsoletas dependencias construidas en la década de los años sesenta del siglo pasado. Se pretendía por tanto ganar unos 350 metros cuadrados de nueva construcción, 198 metros cuadrados de patio y aproximadamente 100 metros cuadrados de modificación de la antigua Casa de Hermandad. Al Cabido se presenta un anteproyecto creado por el arquitecto Ignacio Morales Hevia, hijo del que ideara la anterior, donde se destacan tres aspectos fundamentales: disponer de un gran salón de hermanos con capacidad para más de cien personas y otros usos, la reordenación del área administrativa y de gobierno de la Hermandad y la construcción de un gran salón expositivo donde albergar los enseres más importantes del patrimonio de la Hermandad. Finalmente la nueva Casa de Hermandad, responde a estas dimensiones en cuanto a metros cuadrados.
Total planta sótano
140,31
Total planta baja
548,79
Total planta primera
369,92
TOTAL CASA DE HERMANDAD
1.059,00
El proyecto planteaba la ampliación en la zona del solar anexo que linda con la Plaza de San Julián, dejando un gran patio abierto al fondo. El acceso a la Casa de Hermandad se resuelve a través del mismo patio existente y por un acceso desde la plaza mediante un gran portón. Se construiría un gran Salón de Hermanos para acoger a unas 115 personas, para reuniones o conferencias, según el uso. La zona administrativa que anteriormente se encontraba dividida por pequeños despachos a la entrada de la Casa, se reordena con la ampliación de esa zona. Otra de las importantes reformas es la dotación de aseos más amplios y separados por sexos, así como realizar uno para minusválidos. Este cabildo tuvo una masiva participación que dio una abrumadora mayoría a la aceptación del proyecto y de la propuesta presentada.
Desde ese momento empieza a prepararse y organizarse toda la documentación pertinente de permisos y licencias y la obra comienza a realizarse de forma simbólica el 8 de septiembre de 2005, a la finalización de la Función Votiva en honor de la Santísima Virgen de la Hiniesta Gloriosa Coronada. Con la presencia de nuestro Hermano Mayor Honorario, el Excelentísimo señor Alcalde de Sevilla, D. Alfredo Sánchez Monteseirín, el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, D. Manuel Román Silva y de nuestro Director Espiritual y Párroco de San Julián, Rvdo. Sr. D. Juan Manuel Cazorla Baena, se procede a colocar la primera piedra. El arquitecto y la Hermandad habián organizado una exposición en el Salón de Hermanos para que los asistentes al acto pudieran apreciar sobre planta y alzados desarrollados en sucesivos planos, como sería la nueva Casa de Hermandad. Cuatro años, cuatro meses y veintitrés días después la nueva Casa de Hermandad será bendecida por Monseñor Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla.
Ha sido un proceso largo, lento y que parecía que no acabaría nunca, pero finalmente vemos que realmente esa primera piedra se ha convertido en un amplio espacio de más de mil metros cuadrados de edificación nueva y de reforma de la antigua, con unos salones diáfanos y gran luminosidad natural en toda la Casa, con equipamientos comunes de aseos, ascensor, aire acondicionado y otras comodidades que hacen de este edificio una gran obra para los años venideros, donde poder exponer, conservar y guardar perfectamente nuestro patrimonio artístico e histórico.
Durante las primeras actuaciones de la construcción de la nueva Casa de Hermandad, y según marcan las leyes se procedió a realizar una actividad arqueológica por la zona de nueva edificación. El solar clasificado como suelo urbano y con un nivel de protección A – Protección integral, fue intervenido arqueológicamente entre los meses de febrero y marzo en una primera fase, encontrándose interesantes restos muebles e inmuebles. La Hermandad como promotora ha financiado toda la tarea arqueológica que ha realizado el equipo formado por Manuel Luque Pérez, como arqueólogo director, los técnicos Pedro Jaime Moreno de Soto y Elisa María Navarro Carmona, la colaboración de Fátima Balda Constantín y del técnico Rafael Godoy Gutiérrez. La tarea documentalista la ha realizado Zsafer A.Kalas Porras.
Los restos más antiguos aparecidos son del siglo VI de etapa romana, aunque sin demasiada importancia, ya que no configuran estructuras de edificios. La etapa más interesante es la del periodo islámico (siglos VIII – XIII), pudiéndose dividir en dos partes definidas como periodo clásico islámico y periodo almohade. De la primera división temporal encontramos los restos más importantes como la cisterna que surtía a la fuente posterior. Se encuentra policromada en almagra roja y se data en el siglo IX. Forma parte de unos jardines que probablemente se encontraban deprimidos en relación a la zona habitada, siguiendo la tradición musulmana. Pero el hallazgo principal encontrado es la fuente referida y concretamente el mural pintado que la decora. Se trata de una estructura de 4,20 metros de largo por 95 centímetros de alto, con motivos decorativos geométricos y vegetales de excelente factura y calidad artística, según los expertos consultados. La estructura mural es simétrica en torno a una pileta central que ha sido expoliada a lo largo del tiempo. La pintura mural se compone de lacería geométrica, un trilobulado y una estrella de ocho puntas quedando enmarcado con palmetas y atauriques vegetales. Está realizada en colores almagra y azul sobre blanco. Su fecha de ejecución está en torno al siglo XI, coincidiendo con la etapa de la taifa sevillana abbadí. La alberca que surtía esta fuente está separada de la misma por un grueso muro de restos tardorromanos donde se insertan tuberías de plomo que abastecían a la fuente. Los restos tan importantes que se han encontrado hacen pensar que estamos ante un entorno palaciego de alta suntuosidad y que no tienen comparación con ningún otro de la misma época en nuestra ciudad. En las calles Sorda, Macasta, Fray Diego de Cádiz y Bordador Rodríguez Ojeda, han aparecido restos de jardines deprimidos que pudieran emparentarse con éste, aunque nunca alcanzando la calidad de las pinturas encontradas, puesto que se trataban de viviendas de altos funcionarios, pero no de un ámbito palaciego como es el caso de los hallazgos que analizamos. Con la llegada de la dominación almohade, se arrasa con el entorno descrito anteriormente y es modificado notablemente, hecho que se agudiza entre los siglos XIV y XVIII, con la construcción del templo de San Julián, quedándose los alrededores del mismo para uso agrícola en huertas y edificaciones hidráulicas y de complemento a estas tareas. Del siglo XIV son los dos únicos restos humanos aparecidos. En el siglo XVIII y XIX comenzarán a aparecer nuevas construcciones hasta 1966 en que se construye la antigua Casa de Hermandad.
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