La Inmaculada Concepción, dogma de fe

Inmaculada Concepción

Estamos próximos a celebrar la festividad de la Inmaculada Concepción. Como sabéis es titular de nuestra hermandad y por regla le corresponde como culto una función el día 8 de Diciembre, lo que no quiere decir que mantengamos nuestra devoción a la Santísima Virgen durante todo el año en su advocación concepcionista.

¿Por qué Inmaculada Concepción? ¿Qué significado tiene para los cristianos este dogma de fe?  Aunque el dogma de fe sobre la Inmaculada Concepción fue proclamado el 8 de Diciembre  de 1.854 por el Papa Pío IX, hay textos antiguos que ya nos hablan de “la fiesta de la Concepción de María” que se celebraban en el  siglo VII.  Es a partir de los siglos XIII y XIV, cuando la escuela de los franciscanos comienza a divulgar y extender la verdad sobre la Inmaculada Concepción de María.  Al principio no fue fácil, hubo muchas controversias con numerosos teólogos que duraron siglos, pero al final se proclamó el dogma tal como se ha mencionado antes.

Para nosotros los cristianos este dogma enlaza dos acontecimientos a celebrar en el mes de Diciembre, separados ambos por un corto espacio de tiempo. El primero la Inmaculada Concepción de María en el seno materno de forma normal, pero libre del “pecado original”. Dios desde el momento de su concepción se encargó de que estuviera libre de pecado, y que a través de toda su vida estuviera inmaculada para el segundo acontecimiento: el nacimiento de su hijo Jesucristo.

Es pues que María fue elegida por Dios desde su concepción en el seno materno, que fue preservada a lo largo de su vida de todo pecado para convertirse en el Templo del que nacería su Hijo. Ella al saberse elegida, aceptó la misión para la que había sido elegida, siendo colmada con la plenitud de la gracia por el Espíritu Santo y llamada por ello María la “llena de gracia”.

Rafael Perea Lérida

Promotor sacramental