La de San Julián es una de las parroquias más antiguas de
Sevilla. Se creó en torno a 1250 en la primera organización eclesiástica de
la ciudad, tras su conquista por Fernando III el Santo en 1248. Responde al
modelo parroquial medieval sevillano en el que se entremezclan elementos de
raigambre gótica con otros de procedencia mudéjar.
El edificio, con orientación canónica oeste-este, se
levantó en la primera mitad del siglo XIV, sufriendo una importante
restauración en 1690-1691. Un incendio en la madrugada del 8 de abril de 1932
provocó la ruina de su fábrica y la desaparición de la práctica totalidad de
sus bienes.
La parroquia se compone de diferentes cuerpos o naves:
La Capilla Mayor, presidida por un retablo compuesto con piezas de diversas procedencias. Destaca el primer cuerpo con cuatro columnas salomónicas (segunda mitad del siglo XVII). En las calles laterales, lienzos de la Inmaculada Concepción y de Santa Beatriz de Silva (siglo XVIII). Rematan un gran lienzo con San Francisco Solano (siglo XVIII) y un relieve de la Inmaculada Concepción (siglo XVII).
La nave del Evangelio (la más cercana a la casa Hermandad), en cuyo muro se encuentra la Inmaculada Concepción, imagen de talla completa (primera tercio del siglo XVII) tradicionalmente atribuida a Alonso Cano, aunque recientemente el profesor Gómez Piñol la ha vinculado a Juan Martínez Montañés.
Y la nave de la Epístola (la más cercana a Moravia) en la que se encuentran nuestras imágenes titulares y el monumento funerario a Castillo Lastrucci, con la Piedad y la antigua cruz del Cristo de la que muchos guardamos recuerdo con la reliquia que se nos entregó al ser sustituida.
Tras el incendio el templo no se reabrió al culto hasta
1946, con profundos cambios en su fisonomía. Desaparecieron las portadas
ojivales de las naves laterales y las yeserías mudéjares de la capilla de la
Virgen de la Hiniesta, que habían sobrevivido, muy dañadas, al incendio.
También se perdió la Cruz de la Retama, que se trasladó al atrio de la iglesia
de San Antonio Abad (Hermandad de El Silencio). La cubrición de la capilla
mayor se rehízo recuperando la fisonomía de bóvedas góticas que había perdido
en el siglo XVII. Del edificio original sólo se conservan la planta y la
portada de los pies, pues hasta los muros tuvieron que ser rehechos.
La precariedad de la reconstrucción realizada en los años
40 ha obligado a intervenir en la fábrica de la parroquia en diversas
ocasiones. Destacan, por su envergadura, las obras realizadas en 1972-1974 y
1989-1993, que obligaron al cierre del templo y el traslado temporal de
nuestras imágenes a San Hermenegildo.
En la fachada principal, a ambos lados de la portada, se
encuentran los retablos cerámicos de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, pintado
por Antonio Kiernam Flores en Cerámica Santa Ana (1962), y del Cristo de la
Buena Muerte, de Cerámica Macarena (1995). En el exterior de la puerta tapiada
de la nave del Evangelio hay un retablo cerámico de la Virgen de la Hiniesta
Gloriosa, de Cerámica Santa Ana (1961).
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