Hoy día 8 de septiembre, a las 12:00 horas, la hermandad
celebra la tradicional Función Votiva en honor de María Santísima de la
Hiniesta Gloriosa Coronada, que desde 1649 está instituida por el Excelentísimo
Ayuntamiento de Sevilla por la mediación que hizo la Santísima Virgen para
erradicar una epidemia que mermó en gran medida la población de Sevilla. Ya en
ese siglo XVII la Virgen es reconocida como patrona de Sevilla y
así queda recogido en diversos textos históricos, grabados y crónicas
de la época y desde 1649 se vincula con el Excelentísimo Ayuntamiento a través
de esta función religiosa, que es la más importante que tiene la hermandad
junto con la Principal de Instituto, que se celebra en Cuaresma. En el
protocolo de la Hermandad, adquiere por tanto la mayor relevancia e interés.
El Rvdo. Sr. D. Fernando García Álvarez-Rementería,
pbro., párroco de San Julián y Santa Marina y director espiritual de la
hermandad, es el encargado de presidir esta función votiva en festividad de la
Navidad de la Santísima Virgen María y de la Virgen de la
Hiniesta. Litúrgicamente al ser fiesta de la Santísima Virgen María, corresponde
el color blanco en los ornamentos y vestimentas sagradas. Actuará
musicalmente en esta función la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla y la Coral
Polifónica “Virgen de la Hiniesta”, dirigidas por Francisco Javier Gutiérrez
Juan y Antonio Portillo Nogueras, respectivamente.
La simbología de la ciudad de Sevilla queda reflejada en múltiples
elementos que confluyen en esta Solemne Función Votiva, así la fachada de San
Julián y los balcones del cercano convento de San Cayetano se
adornan con tapices del Excelentísimo Ayuntamiento, con el lema de la ciudad
NO8DO. En este convento se organiza la comitiva que está compuesta por el
Excelentísimo señor alcalde y los miembros de la Corporación Municipal. El
munícipe más joven que asiste a la función porta la réplica del pendón de la
ciudad y la guardia municipal en traje de gala custodia y escolta esta
insignia, que es el símbolo oficial de la ciudad de Sevilla, así como al señor
Alcalde que como Hermano Mayor Honorario de la hermandad, según
recogen las Reglas, porta vara dorada donde aparece representada la Virgen de
la Hiniesta Gloriosa. Acompañan al primer edil otros concejales del equipo de
gobierno y de la oposición a rendir honores a la protectora y bienhechora de
Sevilla durante tantos siglos.
Evangelio de San Lucas: 14, 25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió
y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
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