Mt 10,37-42: El que no toma su cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí.
"El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
"Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.
"Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.
"Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa."
El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
"Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado.
"Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.
"Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa."
Comentario bíblico Baldomero López Carrera, laico Dominico. www.dominicos.org
Las palabras que Mateo pone en boca de Jesús nos obligan a dar otro rostro a la Iglesia de hoy. Una determinada forma de actuar decide claramente si pertenecemos o no a la Iglesia de Jesús. Hoy Mateo nos diría que la fidelidad al Maestro y al Reino de Dios no es compatible con la fidelidad a nuestro modo de vida actual, en el que la ganancia económica de unos pocos está por encima de todo y a costa de la vida de muchísimas personas en nuestro planeta. Quien prefiera guardar fidelidad a este mundo de la producción y del consumo, que convierte todo en mercancía, que expolia sin medida a la naturaleza y que deja a millones de personas en el más absoluto desamparo, tendrá que preguntarse seriamente, ante las palabras de Jesús, si esta fidelidad es compatible con guardarle fidelidad a Él y al Reino de Dios.
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